El feriado por el Día del Trabajador revivió una tradición culinaria bien arraigada en Posadas: el aroma inconfundible del locro cocinándose a fuego lento. A pesar del descanso por el feriado, desde tempranas horas del jueves, diversas esquinas de la ciudad se convirtieron en cocinas improvisadas donde grandes ollas humeantes ofrecían porciones del tradicional plato criollo. De esta manera, el locro reafirma su protagonismo en fechas significativas para los argentinos, al igual que en celebraciones patrias como el 25 de Mayo y el 9 de Julio.
Este plato, que evoca sabores ancestrales y costumbres bien argentinas, despierta pasiones. No obstante, muchos coinciden en que la llegada del otoño y las temperaturas más frescas invitan a disfrutar de comidas más calóricas y reconfortantes como el locro.

En este contexto festivo y gastronómico, Canal Doce recorrió las calles de Posadas y constató un notable incremento en la cantidad de familias y grupos de amigos dedicados a la preparación de este plato tradicional. La escena de compartir la elaboración del locro, transmitiendo recetas de generación en generación, se repitió en distintos puntos de la ciudad, evidenciando la vigencia de esta costumbre.
Junto al locro, las empanadas también se hicieron presentes en la celebración del Día del Trabajador. Estos clásicos de la cocina argentina complementaron la oferta culinaria, sumando variedad a los festejos. Ya sean de carne, pollo o verduras, las empanadas se ofrecieron como una opción más ligera pero igualmente sabrosa para acompañar la jornada feriada.

Así, Posadas vivió un Día del Trabajador donde la tradición y el sabor se fusionaron en torno a dos emblemas de la gastronomía argentina: el locro y las empanadas. La ciudad se convirtió en un crisol de aromas y encuentros, celebrando la jornada con platos que trascienden lo culinario para convertirse en símbolos de identidad y unión.