Elon Musk dejó su cargo en el Gobierno de Donald Trump tras manifestar su “decepción” con el nuevo proyecto fiscal, una decisión que marca un giro en la relación entre el magnate y la administración republicana.
El empresario Elon Musk confirmó este miércoles su alejamiento del Gobierno de Donald Trump, tras manifestar públicamente su “decepción” con el megaproyecto fiscal y presupuestario que impulsa el presidente estadounidense. A través de un mensaje breve publicado en su cuenta de X (ex Twitter), Musk señaló que su “tiempo como Empleado gubernamental especial” llegó a su fin y agradeció la oportunidad de haber integrado el equipo de eficiencia del Ejecutivo.
“Quiero dar las gracias al presidente Donald Trump por la oportunidad de reducir el gasto despilfarrador”, escribió el fundador de Tesla, SpaceX y xAI, quien desde 2023 formaba parte del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una oficina creada por la Casa Blanca para revisar gastos, eliminar burocracia y promover un uso más eficiente del presupuesto federal.
Una salida anunciada
Sin embargo, la salida de Musk no fue inesperada. Durante el último fin de semana, ya había deslizado en redes sociales que pensaba alejarse del ámbito político para centrarse “al cien por ciento” en sus empresas. En ese contexto, el CEO de Tesla subrayó: “Estoy pasando todo mi tiempo trabajando y durmiendo en salas de conferencias, servidores y fábricas. Quiero estar súper centrado en X, xAI y Tesla”.
La confirmación llegó menos de 48 horas después de que Musk expresara fuertes críticas hacia el nuevo proyecto de ley fiscal, aprobado por la Cámara de Representantes y ahora pendiente de tratamiento en el Senado. En una entrevista difundida por el programa CBS Sunday Morning, el empresario fue directo: “Francamente, me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos, que aumenta el déficit presupuestario. No solo no lo reduce, sino que socava el trabajo que está realizando el equipo de DOGE”.
Tensiones previas entre Trump y Musk
El distanciamiento entre Musk y el gobierno republicano se venía gestando desde hacía semanas. Aunque siempre evitó definirse políticamente, el empresario supo tener reuniones clave con Trump y participar en iniciativas alineadas con el ideario conservador en materia de gasto público. No obstante, el rumbo adoptado por el Congreso en la nueva reforma presupuestaria fue el punto de inflexión.
La presión de Musk para que el Gobierno adopte criterios más estrictos de eficiencia y control fiscal se contradecía con el carácter expansivo del nuevo paquete, que implica un aumento del gasto federal en áreas clave sin previsiones claras para equilibrar las cuentas.
Enfocado en Marte y la inteligencia artificial
Mientras se concreta su salida del Departamento de Eficiencia Gubernamental, Musk redobla su apuesta por SpaceX, que esta semana completó con éxito el noveno lanzamiento de prueba de un cohete en su ambicioso plan por llevar seres humanos a Marte. Al mismo tiempo, el empresario prioriza el desarrollo de xAI, su compañía de inteligencia artificial, y la plataforma X, que busca transformar en una “superapp”.
“La misión del DOGE se fortalecerá con el tiempo, a medida que se convierte en un modo de vida en todo el Gobierno”, escribió Musk en su publicación de despedida. El tono fue optimista, pero no disimuló la distancia con la actual gestión presupuestaria.
Musk y un golpe simbólico para Trump
La renuncia de Musk representa un golpe simbólico para el gobierno de Donald Trump, que había incorporado al empresario como figura de peso para legitimar su agenda de eficiencia y modernización del Estado. Su salida, acompañada de una crítica explícita al rumbo económico de la Casa Blanca, instala dudas sobre el futuro del programa DOGE y refuerza las tensiones internas entre distintos sectores del oficialismo republicano.
