A sus 20 años, Nazareno Magan Huntter se prepara para uno de los momentos más importantes de su carrera: su presentación en el Teatro Colón de Buenos Aires. El pianista clásico, nacido en Misiones, fue invitado a participar del ciclo de conciertos de temporada gracias al reconocimiento de su talento por parte del maestro Claudio Spector, presidente de la fundación MusiZap, que impulsa a jóvenes músicos de todo el país.
En diálogo con Canal Doce, Nazareno compartió su historia y su camino hacia uno de los escenarios más prestigiosos de Latinoamérica. “Soy pianista clásico desde chiquito. A los 8 años empecé a estudiar, y ya van 12 años haciendo música”, contó con convicción. Su conexión con la música comenzó incluso antes de nacer. “Mi mamá escuchaba música clásica cuando yo todavía estaba en la panza… y no es mentira porque encontré los CDs de música que tenía”.
Su fascinación por la música se encendió a los 6 o 7 años, cuando escuchó por primera vez la Séptima Sinfonía de Beethoven. A los 8 recibió un teclado y comenzó a aprender de forma autodidacta. Poco después ingresó a la Escuela Superior de Música de Misiones y más tarde se mudó a Córdoba para continuar su formación profesional con el maestro Santiago Rojas Huespe, egresado de la Universidad de Tel Aviv.
Actualmente, Nazareno combina presentaciones como solista, con orquestas y junto a otros músicos. En el Colón tocará con una violinista de Buenos Aires. “Siempre soñé con llegar al Colón, pero nunca pensé hacerlo tan joven”, destacó emocionado. El concierto será el próximo 22 de julio a las 17:30 h en el Salón Dorado, en plena temporada de vacaciones de invierno. “Me acompañará toda mi familia. Esperamos una convocatoria grande”.
Con tan solo 20 años, Nazareno Huntter llega al Teatro Colón como pianista solista.
Entre sus logros recientes, se destaca su presentación en noviembre de 2024 en el Parque del Conocimiento de Posadas, donde actuó junto al tenor Estebán Gamariel, con quien repetirá colaboración en agosto. Además, en los próximos meses se presentará con la Orquesta Juvenil de la Universidad Nacional de Misiones, en un concierto dedicado a Mozart.
Su rutina diaria combina los estudios del Profesorado de Música —está en cuarto año— con prácticas intensas: “Ahora estoy alrededor de dos o tres horas por día, pero en un concurso llegué a tocar ocho horas diarias. Hay que pensarlo como una jornada laboral”.
La formación técnica también deja huellas físicas. “La flexibilidad de la mano del pianista es mucho más amplia”, explicó. Aunque confiesa que el invierno lo complica: “El frío me arruina las manos. Me encanta el invierno, pero tengo que ponerlas en agua caliente para poder tocar”.
Sobre sus momentos de duda, Nazareno fue sincero: “Pensé en dejarlo, en que no iba a funcionar. Me pasó en la adolescencia, pero me di cuenta de que vale la pena seguir la pasión”. Destacó también el papel fundamental de la Escuela de Música en su formación: “Es un lugar muy acogedor, con excelente calidad educativa. Han salido músicos que tocaron en todo el país y el mundo”.
Consultado sobre la improvisación, fue claro: “Trato de tocar de memoria porque me permite enfocarme en la expresividad. Pero cuando hay fallas de memoria, la improvisación salva”.
El pianista encara este nuevo desafío sabiendo que pisa fuerte en un escenario que muchos músicos sólo sueñan conocer. El 22 de julio será testigo del talento misionero que suena con fuerza en el país.
