Melisa Doretto, de 24 años y oriunda de Bonpland, vivió uno de los momentos más difíciles —y al mismo tiempo esperanzadores— de su vida por un embarazo prematuro. Todo comenzó en 2024 con un control de salud en el hospital de Leandro N. Alem, una ecografía en el segundo mes encendió las alarmas. Su bebé podía tener gastrosquisis, una condición grave en la que el intestino se desarrolla fuera del cuerpo, por una abertura en el abdomen.
“Cuando me confirmaron el diagnóstico, no sabía qué era. Nunca había escuchado esa palabra. Me dijeron que mi bebé venía con la pancita abierta y los intestinos afuera”, relató Melisa en diálogo con Canal12Misiones.com.
El sistema de salud pública que respondió cuando más se necesitaba
A partir del diagnóstico confirmado en el tercer mes, Melisa emprendió un camino de consultas y derivaciones. Aunque evaluó la atención privada, fueron los mismos sanatorios los que le recomendaron el Hospital Materno Neonatal del Parque de la Salud en Posadas. Todos destacaron que tiene los mejores recursos médicos y tecnológicos, incluso por sobre algunas clínicas privadas.
“El mismo médico del sanatorio me dijo: ‘Andá al Hospital Materno Neonatal, ahí tienen todo lo que se necesita para tratar este caso’”, contó. También recibió el mismo consejo del GEMA, del hospital de Bonpland y de especialistas en Leandro N. Alem.
Así fue como comenzó a atenderse en el Parque de la Salud, uno de los centros de mayor complejidad del nordeste argentino. “El conocimiento, el equipamiento, la terapia intensiva y la higiene… todo era excelente. Siempre nos explicaron bien, nos trataron con respeto y cuidaron a mi bebé como si fuera suyo”, aseguró.
Una cirugía urgente, un bebé prematuro y una batalla día a día
El 8 de julio de 2024, con ocho meses de embarazo y tras notar que su bebé no se movía, Melisa acudió de urgencia al hospital. En cuanto la vio la ecografista, la derivaron directamente a una cesárea. Liam pesó solo 1.300 gramos y fue intervenido inmediatamente.
“Apenas nació, lo operaron. Tenían que introducirle los intestinos y cerrarle el abdomen. Todo fue tan rápido que ni bien me sacaron de la sala, seguían buscando las vías para operar. Mi pareja estaba mirando desde un vidrio, lo hicieron salir porque no podían con lo delicado que era Liam”, relató. A pesar de los temores, el procedimiento fue exitoso. “Gracias a Dios, nunca nos dieron una mala noticia”, recordó Melisa.
En solo un mes, Liam recibió el alta. Hoy, según Melisa, “es un bebé completamente normal. Come bien, crece bien, y solo sigue con controles de rutina en el Hospital Pediátrico”.
El valor del equipo humano y un mensaje para otras madres
Melisa destacó la tecnología disponible, el trato humano y la preparación del personal médico. “Siempre estuvieron al pie del cañón. Incluso cuando uno quiere ver al bebé, te hacen higienizarte, pasar de a uno. Y aunque al principio cuesta, después entendés que es por el bien de tu hijo”.
También reflexionó sobre la importancia del acompañamiento emocional, tanto familiar como médico. “Uno no sabe cómo lo hace, pero lo hace. Porque tenés que hacerlo. Es tu hijo”, manifestó.
Hoy, Melisa envía un mensaje a todas las mujeres que atraviesan embarazos de alto riesgo. “Con fe y fuerza se sale adelante. No pensar negativo y confiar en Dios y en los médicos. Yo, siendo madre primeriza, pasé por algo que nunca imaginé, pero se puede. Y gracias al sistema público de salud, mi hijo está vivo”, expresó.
Con voz tranquila y agradecida, también reconoció el rol de su familia y de cada profesional que la acompañó en el Hospital Materno Neonatal. Liam, su primer hijo, representa hoy el resultado de una red de salud pública que funciona, salva vidas y demuestra que en Misiones, los recursos están cuando se los necesita.
