Características de la ola polar y zonas más afectadas
La semana arrancó con un descenso térmico pronunciado que abarca casi todo el país. Misiones sufre el impacto de un núcleo de aire frío de gran magnitud que, después de producir débiles nevadas en el centro argentino, mantiene registros muy por debajo de lo habitual. Según el Servicio Meteorológico Nacional, la región patagónica concentra los valores más bajos, con Maquinchao (Río Negro) marcando −17,1 °C y Esquel (Chubut) −15,9 °C. Estos números superan cualquier promedio invernal para esas localidades y evidencian la fuerza del frente polar.
En Misiones, las temperaturas mínimas han descendido hasta cifras que rondan los 3 °C en Posadas y zonas productivas del sur provincial. Las áreas de mayor altitud, como Pueblos Originarios y El Soberbio, reportan marcas aún más bajas. El experto Daniel Fernández Catá subraya que “la masa de aire frío domina el continente y sólo comenzará a ceder a partir del jueves, cuando un flujo húmedo del norte eleve los termómetros hacia los 11 °C de mínima”.
Este frío intenso se mantendría hasta el viernes inclusive. A partir del sábado, un sistema de alta presión favorecerá la moderación gradual de temperaturas, con máximas que recuperarán valores entre 19 °C y 22 °C. No obstante, por las mañanas seguirá percibiéndose la rigidez del invierno más crudo antes de la normalización definitiva.
Comparación con inviernos anteriores y normalidad climática
Aunque las marcas actuales superan los promedios históricos de la región, no pueden calificarse como un fenómeno excepcional. Julio suele ser el mes con mayores incursiones de aire polar en Argentina. El promedio de mínimas en Misiones para la estación invernal oscila entre 11 °C y 12 °C, y las máximas rondan los 22 °C.

“La anomalía que observamos radica en la intensidad y duración de este episodio, pero la temporada invernal siempre trae olas de frío similares”, aclara Fernández Catá. En julio de 2024, Posadas registró mínimas entre 2,5 °C y 5,6 °C y máximas de 11,2 °C a 13,6 °C durante la ola polar del 9 al 12 de julio. Aquellas cifras se asemejan a las de esta semana y confirman la recurrencia de eventos fríos extremos cada uno o dos años.
La comparación con años anteriores revela, además, que el desplazamiento de aire antártico se ve potenciado por la configuración de vientos en altura. Cuando los chorro polares se abaten sobre la Mesopotamia, se generan descensos térmicos pronunciados. Este patrón atmosférico se repitió en 2023 y, con menor intensidad, en 2022. Por tanto, el actual episodio forma parte de la variabilidad invernal esperable, aunque su impacto en la vida cotidiana resulte inusual para buena parte de la población.
¿Nieve en Misiones? Pros y contras de la precipitación invernal
La expectativa de ver copos blancos en la tierra colorada se viraliza cada vez que irrumpen estas olas polares. Sin embargo, la posibilidad de nevadas en Misiones permanece remota. Para que la atmósfera genere nieve, se requieren dos condiciones simultáneas: temperaturas bajas en todos los niveles (superficie, medio y alto) y humedad suficiente.
“En este momento, carecemos de la humedad necesaria. No se observa, ni en los pronósticos inmediatos, la formación de frentes húmedos desde el norte o el este”, explica Fernández Catá. La sequía relativa en capas medias de la troposfera impide la formación de nubes de precipitación. Aunque la superficie esté cerca de 0 °C, sin aporte de vapor no hay generación de cristales de hielo.

Las comunidades rurales y turísticas especulan con agua nieve o granizo fino, pero esas precipitaciones también dependen de cortos impulsos de humedad en altura. “Reitero: no hay chances de nieve o aguanieve en los próximos días en Misiones”, concluye el experto. El resto de la provincia prolongará jornadas frías, con heladas en zonas serranas, pero sin el espectáculo blanco que suele asociarse a latitudes más australes.
Con la llegada de la segunda semana de julio, el frío perderá fuerza y las condiciones tenderán a la normalidad climática de invierno. No obstante, este episodio deja en evidencia la capacidad de incursión polar sobre la Mesopotamia y refuerza la necesidad de adoptar medidas de abrigo y prevención ante extremos térmicos.