Uno de los protagonistas más icónicos de la literatura mundial también tiene su versión de carne y hueso gracias a una herramienta que utiliza la tecnología del momento.
El crecimiento exponencial de la Inteligencia Artificial en los últimos meses permitió que los usuarios puedan acceder a la creación de todo tipo de versiones de personajes clásicos, tanto de animación como de literatura. El último ejemplo de esto fue el de El Principito, el personaje de ficción que tuvo su versión humana gracias a una herramienta que utiliza esta tecnología del momento.
Durante el último tiempo, el contenido generado por IA dio mucho que hablar en las redes sociales. Primero mediante ChatGPT y otros bots de conversación, y luego a través de la creación de infinidad de imágenes, quienes conocen el funcionamiento y tienen la posibilidad de darle un uso creativo a los recursos lograron mucha atención por parte de los usuarios.
Uno de los propósitos más difundidos es el de tomar personajes animados, sean de series o películas, y llevarlos a la vida real. Mayormente con la utilización de Midjourney, una herramienta que genera imágenes a partir de texto, se llevó a cabo esta intervención en decenas de casos.
Este personaje, creado por Antoine de Saint-Exupéry en 1943, es uno de los más representativos de la literatura universal, que se convirtió en un referente del amor y la sensibilidad en el mundo. La novela se convirtió en un éxito que hasta el día de hoy perdura y ahora sus fans lo pueden ver como un niño real gracias a esta herramienta.
Ochenta años después de su primera publicación en los Estados Unidos, El Principito se convirtió en el libro infantil en francés más traducido y vendido de la historia. Se estima que ha vendido más de 140 millones de copias.
Se trata de una práctica común en el uso de esta tecnología, que presentó una serie de herramientas y facilidades en diversos ámbitos. Así, los usuarios inspeccionaron su alcance con la creación también para visualizar qué apariencia tendrían los hijos de los famosos, como es el caso de Ciro Messi, Mirko y Matilda Salazar en su etapa adulta.
Fuente: La Nación
