Gervasio Malagrida participó del homenaje a Ramón Ayala, “El Mensú”, en la despedida que se realizó este domingo en la Bajada Vieja de Posadas. Recordó momentos compartidos en el escenario y su vida cotidiana.
El ministro de Cambio Climático Gervasio Malagrida tiene una faceta ligada a la música que lo ubica entre los referentes del rock de Misiones. En una nueva edición de El Periodista, Gustavo Añibarro conversó con el artista local para homenajear y valorar la obra de Ramón Ayala, “El Mensú”, con quien compartió muchos momentos.
En un principio, Malagrida aclaró: “no vine de ministro pero vas a ver que al final, todo tiene que ver con todo”. Es que el tipo de vínculo que tuvo con la leyenda fue muy especial: “él mismo decía que era mi hermano menor”, contó entre risas.
“Ramón Ayala, no sólo para mí, sino para varios artistas que lo frecuentaban, fue una especie de gurú, un faro, y una bisagra”.
En esa línea, enfatizó que se trata de “un tipo de artista que hasta ahora no se volvió a repetir”. “Vos podés ser compositor, como lo soy yo, pero no un ejecutante de la guitarra como lo era él” explicó.
Pero eso no es todo, también recordó su faceta en la plástica: “marcó un antes y un después en la forma de retratar a Misiones y el Litoral”.
Ayala fue muy prolífico y también se dedicó a la escritura, indagó en poesía y en narrativa por igual. El vínculo de Malagrida con El Mensú fue gracias a su abuelo Aníbal Cambas. Él fue su productor, luego su madre lo conoció cuando volvió de sus viajes por España, la ex Unión Soviética y otros rincones de Europa.
“Lo conocí cuando tenía doce años y me pareció deslumbrante” relató. Sobre el tiempo que compartieron, admitió que tuvieron un vínculo muy cercano: “construimos una relación muy interesante que duró hasta sus últimas horas”. Es por ello que, a pesar de la tristeza de no tenerlo presente, confesó: “no puedo dejar de reírme cada vez que lo recuerdo”.
El legado inmensurable de Ramón Ayala
Antes de su paso a la inmortalidad, gracias a su extensa obra, tuvo la fortuna de recibir el reconocimiento en vida. Gervasio confesó que aunque lo consideraba un “antimarketing de las grandes compañías”, vio con admiración cómo supo reinventarse.
“Fueron muchas acciones que él mismo realizó, una serie de aciertos”, explica Malagrida. Esto tuvo que ver, entre otras cosas, con el lanzamiento de su película documental dirigida por Marcos López y estrenada en el Bafici. Así también, su paso por Encuentro en el Estudio, el antológico programa de Lalo Mir, además de su último álbum grabado con el sello Los Años Luz.
Para Gervasio, él era un “rockstar” hecho y derecho, con una actitud ante el arte que le permitían tocar “en cualquier lugar donde se lo mande y en cualquier circunstancia”.
A modo de anécdota, recordó que el mismo Che Guevara usaba sus canciones para hablar con sus compañeros y dar testimonio de la explotación que vivía el mensú en nuestra tierra. Incluso, años después, tuvo el privilegio de tocar en La Habana, un sitio al que acceden muy pocos artistas del mundo.
Como ministro, reconoció que “está todo conectado porque en esa bisagra de artistas, Ramón Ayala rompió la barrera entre el folklore tradicional y el rock regional”. Sobre esto, explicó que una vez estuvo charlando con él y el artista obereño Gastón Nakazato, situación en que Ramón le dijo: “el porvenir de Misiones es vegetal”.
Desde entonces, contó Malagrida, él se lo tomó como una máxima de vida, una bandera que hoy lo posicionó en el ámbito de la gestión provincial.
