El cambio de paradigma hacia métodos sustentables es una realidad en la provincia. A base de residuos de plantas y animales, un adolescente produce bioinsumos para potenciar el rendimiento de los cultivos que sustentan a su familia.
Juan Trasel es un joven de 17 años, oriundo de Capioví. Enfocado en las prácticas amigables de producción, creó un sistema para elaborar biofertilizantes que potencian el rendimiento de los cultivos en la chacra. Se trata de otra apuesta a la sustentabilidad por parte de las familias misioneras.
El proyecto que desarrolla este adolescente se logra mediante el fermento del mantillo de monte. Se trata de una capa sobre el suelo, formada por residuos de plantas y animales, que tiene gran protagonismo en el ecosistema. Tiene hojas, ramas, frutos, flores y otros desechos orgánicos en distintas etapas de descomposición.
“El mantillo se pone en un biodigestor anaeróbico, es decir que fermenta sin oxígeno, constituido por un tambor de 240 litros hermético. También tiene una válvula de aire para que la presión salga”, señaló Trasel en comunicación con Canal 12, mientras explicaba el funcionamiento del sistema.
Además del mantillo se utiliza la cachaza, es decir el residuo que resulta de la producción de miel de caña de azúcar, así como cenizas y polvo de piedras. Estos componentes contribuyen al suministro de nutrientes a las plantaciones, ya que funcionan como un abono natural.
“Este biofertilizante se utiliza principalmente en los campos de yerba mate, caña de azúcar y en la huerta”, aseguró el joven inventor. De esta manera, las chacras locales comienzan un camino de transición hacia la utilización de insumos que no afectan la calidad del suelo, el aire y las cosechas.
Más de diez mil productores utilizan bioinsumos
Cada vez son más los misioneros que eligen producir alimentos orgánicos debido a sus beneficios para la salud y la alta demanda del mercado. Según el registro de trazabilidad de la empresa Agrosustentable, son más de 10 mil los productores que se sumaron a la propuesta e incorporan bioinsumos.
Esta firma, que comenzó hace ocho años en Buenos Aires, desembarcó en Misiones hace tres años. Desde hace aproximadamente dos años funciona en el Parque Industrial y se especializa en la investigación, desarrollo, producción y comercialización de productos 100% orgánicos, destinados a mejorar la calidad de los cultivos.
Trabajan en equipo con el Gobierno de Misiones, a través del Ministerio del Agro y la Producción, y llevan un registro de la trazabilidad de cada producto (un biofertilizante y un bioinsecticida). Esto permite ubicar dónde se están aplicando, en qué tipo de cultivo y cuáles son los resultados.
En sintonía con el mercado global
La investigación y el desarrollo de insumos orgánicos para potenciar la producción en los cultivos de manera más saludable es un hecho en Misiones. Mediante la ley de promoción de bioinsumos, la provincia busca frenar el uso de sustancias sintéticas en las chacras y así también los efectos nocivos.
El estudio de los bioinsumos surge por la necesidad de reducir el uso de fertilizantes y pesticidas de origen sintético. Estos tienen un efecto tóxico a corto y largo plazo, cuyas consecuencias se ven reflejadas en el ambiente y en los humanos, desde aquel que manipula el producto en el campo hasta el que consume de los cultivos.
Otra de las ventajas tiene que ver con el valor de los orgánicos en los mercados. Esto se da a partir de la demanda de los consumidores por alimentos más sanos, que a la vez colabora con detener significativamente los daños ocasionados por los químicos. Un producto orgánico sale más caro que uno producido de forma convencional.
Misiones es pionera en el desarrollo de iniciativas tendientes a cambiar el modelo agrícola. Con una ley que respalda la utilización de bioinsumos, se puso en marcha una evolución hacia sistemas sostenibles. La meta es proteger la salud de la gente y el entorno, sin afectar la producción y la actividad económica.
