Es licenciada en Trabajo Social y se destacó por ser la primera ministra mujer, primera vicegobernadora y senadora por Misiones. A lo largo de su trayectoria política, Mercedes Oviedo dedicó su trabajo a distintas iniciativas. Igualdad de la mujeres ante la ley, la ley de salud sexual y procreación responsable y la ley sobre los derechos del niño, entre sus proyectos.
La presencia femenina en la historia de la política misionera estuvo marcada por Mercedes Margarita Oviedo, quien desde los 17 años comenzó la militancia cuando cursaba la carrera de Trabajo Social. En una entrevista con Segundo Plano de canal12misiones.com, contó que su trayectoria política la llevó a convertirse en la primera mujer vicegobernadora, primera ministra de Bienestar Social, de la Mujer y de la Juventud de Misiones, y senadora por la provincia.
La militancia la realizó en la Juventud Peronista durante la década del 70’. En principio protagonizó tareas de trabajadora social en distintos barrios del territorio. Y realizó por primera vez una investigación sobre recursos humanos en Posadas. Cunado estudiaba en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Luego ocupó el rol de docente en la Escuela Normal.
¿Cómo despertó el interés por la política? ¿Viene de familia?
-Nadie en mi familia venía de la política. A mí simplemente me gustaba lo social y era una gran estudiosa de las teorías en la década del ´70 . En esa época existió la gran discusión de todas las teorías ideológicas y se generaba un lindo debate. En ese lugar, entendí la doctrina justicialista y me hice justicialista por decisión propia. Sin embargo, tenía que ir actualizando permanentemente, porque ninguna ideología es estática ni dogmática, sino que se debe adecuar a los tiempos que se viven.
¿Cuál fue su recorrido político?
-En 1996 ocupo la vicepresidencia del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (IPRODHA), y después de seis meses en el cargo me proponen estar al frente del Ministerio de la Mujer. Al principio entendí que era la Secretaría de la Mujer, pero no. Casi me infarto por la sorpresa, y entre algunas cuestiones que resolví con la familia, me convertí en la primera ministra de la provincia con 36 años.
“Ninguna ideología es estática ni dogmática, sino que se debe adecuar a los tiempos que se viven”.
Al año siguiente fui diputada, donde uno de mis objetivos fue legislar sobre la niñez. Respecto a ello, pedí la creación de una comisión especial no permanente, para tratar los derechos del niño.
Posteriormente en 1999, asumo como vicegobernadora de la provincia. Pertenecía al Partido Justicialista, y al segundo año de mandato me convocan a ser candidata a senadora. Hice la campaña y fue tanta la votación de la gente que me sentí muy mal, porque yo prometí que iba a tratar la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable, y la Ley sobre los Derechos del Niño, entonces me parecía que era una estafa el quedarme acá. Entonces decidí renunciar a vicegobernación e irme al senado, porque creo que en la vida uno tiene que tomar decisiones más allá de las circunstancias, y cuando damos la palabra hay que cumplirla. Una vez en el senado, y para terminar mi carrera política, presidí la Comisión de Salud y Deporte.
“Me convertí en la primera ministra de la provincia con 36 años”.
¿En qué momento decidiste dejar la actividad?
En los últimos trayectos regresé a la tierra colorada y fui diputada provincial. Ahí sentí que ya estaba muy cansada, que había llegado la hora de retirarme. Terminé mi gestión de diputada y dije hasta aquí llegué. Sin embargo, nunca me retiré ni de la política, ni de mis equipos técnicos, que siempre estamos juntos actualizándonos y analizando la realidad, aunque sin ocupar cargos.
¿Cómo abordaste las cuestiones de las mujeres en la sociedad?
–La problemática de la mujer está por encima de los partidos políticos, porque es un problema nuestro. Nadie va a luchar por nosotras más que somos nosotras mismas. Armamos un Consejo Provincial con integrantes de los distintos municipios y empezamos a darle contenido a la problemática real que era buscar la igualdad ante la ley.
Las mujeres tendríamos que entender que todas debemos seguir luchando. Cada una dentro de su partido hará el juego que tenga que hacer en función de la participación real, luego en los cargos se podrá participar en la decisión del poder. El poder es masculino y hay que ponerle la mirada femenina.
“Nadie va a luchar por nosotras si no somos nosotras mismas”.
¿Cómo está compuesta tu familia?
Yo me case muy joven. A los 22 años tuve mi primer hijo Julio Alberto Ifrán, que está en el cielo ahora. Después llegó Martin Guillermo Ifran, que es abogado y padre de mis dos nietas. Del lado de Julio, que sabía que iba a partir, dejó todo preparado para que mi nuera tenga su bebé por inseminazión artificial. Y ahora tengo un nietito de siete meses que se llama Dante.
¿Cómo se convive y atraviesa la pérdida de un hijo?
–Nada en la vida duele más que la despedida de un hijo. Pero tengo que reconocer la fuerza de mi familia, que junto a la autoayuda que tuve gracias al Grupo Renacer, hoy puedo recordar a mi hijo con cosas lindas, sin tanto dolor y con más actos de amor.
“El funcionario que asume una responsabilidad, tiene que rodearse de las personas que saben más que uno”.
¿Cómo es la abuela Mercedes?
–Insoportable, tengo el reto de los papás permanentes, porque le doy tantos mimos y todos los gustos. Y es que los nietos pasan a ser esas personitas que te van llenando los huequitos que te va deja la vida en el corazón. Además, te hacen revivir lo que fuimos como madre, con la responsabilidad de darles todo lo que no pudiste a tus hijos. Los abuelos estamos para disfrutarlos.
¿Qué consejo dejarías para quienes ejercen la política?
-Siempre digo que el funcionario que asume una responsabilidad, tiene que rodearse de las personas que saben más que uno. Los especialistas en el tema son los que te hacen tomar las decisiones acertadas.
