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Misiones, el problema de la plutocracia y la necesidad de un tiempo nuevo

Por Fernando Oz (*)

En su andar, el modelo político elegido para sostener el crecimiento de la provincia superó varios obstáculos. En esa pista de reacción sorteó crisis económicas, adversidades políticas y hasta una pandemia. Evitó entrar al laberinto de ‘La grieta’ y sumarse a conciliábulos organizados en las altas torres de Puerto Madero. Ahora, es decir en 2024, los misioneros van a encontrase frente al reto de atravesar los tiempos de la plutocracia.

La Real Academia Española no deja lugar a duda. Plutocracia: situación en la que los ricos ejercen su preponderancia en el gobierno del Estado. Conjunto de ciudadanos adinerados que ejercen su influencia en el gobierno del Estado.

Como casi todo, el avance de la plutocracia también cayó en el embudo de la aceleración y los más ricos van a aprovechar ese viento a favor. El resultado, por lo general, siempre es el mismo: desempleo y pobreza, por un lado, acumulación de riqueza, por el otro. La batería de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) que lanzó el presidente Javier Milei para despedir el año lleva esa pólvora.

Es que el terreno les resulta fácil. La plutocracia misma gana terreno cuando el dinero es barato y es fácil endeudarse. El momento también resulta propicio para sacudirse de impuestos y blindarse frente al irreversible costado negativo de la revolución de las nuevas tecnologías; lo que significa que van a rajar a mucha gente, los que tengan suerte se sumarán a las filas de los precarizados.

En 40 años de democracia las ideologías manifestaron todas sus contradicciones. Los liberales, por ejemplo, que denigraban la intervención del Estado cuando les iba bien, son los mismos que luego reclamaban condonación de deudas, quita de impuestos y que se les evite el mal trago de tener que soportar las protestas de quienes acaban de quedarse sin trabajo en favor de la plutocracia. Durante esas cuatro décadas nunca hubo en el balcón de la Casa Rosada tal cantidad de economistas y ultraconservadores.

Cuando las políticas aplicadas son conducentes a salvar a la gran banca, las petroleras, a los herederos de los monopolios, o a facilitar los mecanismos para la fuga de capitales, permítanme sospechar. La cosa suena rara.

Las posturas están marcadas y habrá que discutir. Mientras los herederos de los ‘90 y representantes de las grandes compañías que atienden en Buenos Aires aplauden la desregulación de la yerba mate, el gobernador Hugo Passalacqua presenta una cautelar para defender las funciones históricas del INYM.

En la medida en que los plutócratas pretendan defender sus privilegios mediante la influencia política del dinero y perpetuar su condición de élite a base de monopolizar para sus hijos el acceso a Stanford, Harvard, Princeton o la Universidad de Belgrano, y por qué no la pública también, todos los demás se quedarán con menos posibilidades de ponerse a su altura.

Si queremos reducir la creciente desigualdad y limitar la plutocracia, Misiones debe conservar las políticas de incentivos para ampliar la producción y explorar los campos de la economía del conocimiento. Creo que todos estamos de acuerdo en que la variable más importante que contribuye a las diferencias de renta es el nivel educativo.

Sólo una fuerza laboral muy creativa y preparada será la única capaz de aprovechar la dinámica de la revolución digital para que el aumento de la productividad vaya seguido de puestos de trabajo bien remunerados. No obstante, para invertir en educación, formación, investigación y desarrollo, habrá que buscar recursos para el futuro de una economía no solo inclinada hacia los plutócratas que tienen una buena posición para proteger sus intereses, sino que además deteriorada por la incapacidad de una clase política cuya comodidad no les permitió evolucionar.

Como corolario se me ocurre que, en estos tiempos de globalización económica y mental, las ideologías (de izquierda o derecha) se han convertido en mero discurso demagógico; que lo único que importa es el gran capital y no los peones que trabajamos para él y que esta democracia se parece bastante a una plutocracia. Lo digo como siempre: a título personal, con firma. Pero lo que más me preocupa, no es tanto que se hayan hecho más fuertes, sino la desaparición de sus contrapartes. Tal vez, sea el momento de voces alternativas, de una mirada más innovadora y federal.

(*) Escritor, periodista y licenciado en Relaciones Internacionales. Grupo Atlántida.

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