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Written by 5:06 pm Agro y Producción, Economía del Conocimiento, Internacionales

El mundo busca cada vez más alternativas amigables de producción, sin glifosato

De forma paralela, Misiones y México avanzan hacia prácticas agrícolas sanas, con la promoción de nuevas iniciativas. Es una tendencia global que contribuye al bien común, ya que impulsa la agricultura ecológica y genera oportunidades económicas a largo plazo.

Misiones marcó una pauta en la búsqueda de alternativas más seguras y sostenibles al uso de agroquímicos en la agricultura. Con el fomento de insumos de origen natural y la capacitación del sector productivo, los resultados ya pueden palparse en las chacras de la tierra colorada. 

Recientemente el gobierno de México, bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, se sumó a esta iniciativa de proponer prácticas más amigables con el entorno y la salud de las personas. El 13 de febrero se publicó un decreto que prohíbe el uso de biotecnología en el maíz para consumo humano y en 2021, además, el país prohibió la importación, el uso y la distribución del glifosato, necesario para cultivos genéticamente modificados.

Esta decisión, según especificaron, tiene como objetivo primordial “salvaguardar la salud, un ambiente sano y la seguridad y autosuficiencia alimentaria”. Para enfrentar los desafíos, el Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) de México redobló esfuerzos, tal como lo hacen distintas instituciones locales, para proponer la viabilidad de prácticas que permitan prescindir del glifosato.

Caminos en común

La misión del Conacyt es la misma que la del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, cuyos científicos se abocan -entre otros temas- al desarrollo y estudio de bioinsumos. Estos organismos proponen alternativas basadas en prácticas agroecológicas y saludables que no solo preservan la producción, sino que protegen la salud de los consumidores y el entorno.

En ese sentido, en Misiones se impulsa la implementación de insumos de origen orgánico para reemplazar progresivamente la utilización de productos sintéticos. Esta estrategia sitúa a la provincia en una posición destacada a nivel nacional, regional e internacional.

El Estado misionero priorizó las prácticas de cultivo amigables, la capacitación y el acompañamiento a pequeños y grandes productores, así como también el fortalecimiento de leyes que protejan la flora, la fauna y el ecosistema en su conjunto. Se trata de un abordaje integral que hace a la garantía de los buenos resultados. 

Ambas estructuras de gobierno plantean un camino hacia la sostenibilidad agrícola y la salud ambiental. Asimismo, lideran una causa hacia sistemas mayormente rentables y seguros, al que cada vez se suman cada vez más potencias.

Una tendencia global hacia la sostenibilidad agrícola

La decisión de México de alejarse del glifosato se suma a una tendencia a nivel mundial. A medida que se acumula la evidencia científica sobre los posibles riesgos para la salud humana y el ambiente, los gobiernos y las comunidades buscan opciones más ecológicas.

Esta propuesta se aceleró en los últimos años, con varios países que implementaron restricciones al uso de este compuesto, así como de pesticidas e insecticidas. Se tratan de ejemplos destacados de liderazgo en beneficio del bien común, ya que contribuyen a la lucha contra el cambio climático. 

La agricultura sostenible tiene un impacto positivo en la salud y el entorno, además de generar oportunidades económicas a largo plazo. El impulso de prácticas ecológicas y el desarrollo de bioinsumos son avances que empujan a la creación de empleo en la agricultura orgánica y nuevos bioinsumos.

El mercado global demanda alimentos sanos

La investigación y el desarrollo de insumos orgánicos para potenciar la producción en los cultivos de manera más saludable es un hecho en Misiones. Mediante la ley de promoción de bioinsumos, la provincia busca frenar el uso de sustancias sintéticas en las chacras y así también los efectos nocivos tanto en el ambiente como en la salud de las personas.

El estudio de los insumos orgánicos surge por la necesidad de reducir el uso de fertilizantes y pesticidas de origen sintético. Estos tienen un efecto tóxico a corto y largo plazo, cuyas consecuencias se ven reflejadas en el ambiente y en los humanos, desde aquel que manipula el producto en el campo hasta el que consume de los cultivos.

Otra de las ventajas tiene que ver con el valor de los orgánicos en los mercados. Esto se da a partir de la demanda de los consumidores por alimentos más sanos, que a la vez colabora con detener significativamente los daños ocasionados por los químicos. Un producto orgánico sale mucho más caro que uno producido de forma convencional.

Un cambio de paradigma

Años atrás, el incremento del uso de sustancias químicas para combatir las plagas, prevenir enfermedades y cubrir las necesidades nutricionales de las plantas impulsó la producción, también trajo consecuencias. El uso masivo hizo que se fabriquen una gran variedad de insecticidas y pesticidas nocivos para el suelo, el agua, el aire y las personas.

Con el paso del tiempo, la ciencia comenzó a buscar alternativas agrícolas que generen resistencia en los cultivos y mayor capacidad productiva sin ocasionar daños. Se trata de un avance que da pasos firmes en la industria, con el fin de lograr un mejor impacto.

Misiones es pionera, a nivel país, en el desarrollo de iniciativas tendientes a cambiar el modelo agrícola. Con una ley que respalda la utilización de insumos orgánicos, se puso en marcha una evolución hacia sistemas sostenibles. La meta es proteger la salud de la gente y el entorno, sin afectar la producción y la actividad económica.

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