La Cámara de Empresas Constructoras y Afines (CAMECA), en conjunto con el Ministerio de Cambio Climático de Misiones articulan medidas para determinarla. La idea es establecer su índice específico de impacto ambiental e implementar medidas que tiendan a aminorar sus efectos en el calentamiento global. La madera en construcción es parte de la fortaleza de la foresto industria provincial.
La huella de carbono representa el volumen total de gases de efecto invernadero y es importante reducirla al máximo. Por ello desde la Cameca y el Ministerio de Cambio Climático, realizan acciones conjuntas para establecer su índice y tomas medidas.
Para alcanzar ese objetivo, y en el marco de los encuentros que organiza con empresas misioneras en pos de conocer la huella de carbono de sus productos, Apicofom -a través de Juan Emilio Bragado-, presentó un informe sobre los beneficios ambientales que representa la madera en toda su cadena de valor.
“Lo que se pretende es tomar conciencia la una realidad que estamos viviendo que es el calentamiento global y el cambio climático y acompañar de alguna manera las políticas internacionales que que pretenden digamos mitigar este este fenómeno”, explicó Juan Emilio Bragado, ingeniero forestal y especialista en la materia.
Aseguró que “las huellas de carbono de los materiales no es la misma y nosotros tenemos el privilegio como forestales de que la madera es carbono negativo. Es decir que en vez de emitir, la madera secuestra carbono y eso la hace muy beneficiosa en la construcción sobre todo”.
El presidente de CAMECA, Julio Resek, explicó que estas acciones “se iniciaron a partir de un convenio con el Ministerio de Cambio Climático de Misiones, y del que forman parte muchos organismos, para calcular un índice de cambio climático en la construcción”.
También indicó que Apicofom fue invitada para exponer las bondades de la madera, información que va a permitir elegir productos más amigables con el medio ambiente, sabiendo que a la hora de elegir materiales, a similares costos se optará por aquellos que tengan menor Huella de Carbono”.
Gregorio López Moreno -representante de APICOFOM joven, junto a Guillermo Sato y otros miembros de la entidad presentes en la reunión- sostuvo que “la madera es el material con la mejor Huella de Carbono, es la única materia prima que crece con el sol y su procesamiento es sustentable a lo largo de toda su cadena de valor, y que llega a integrar hasta sus propios residuos como nuevos productos”.
La huella de carbono mide las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la actividad humana.
Qué es la huella de carbono
El rastro de gases de efecto invernadero (GEI) que dejan las actividades humanas se conoce como huella de carbono. Este indicador ambiental mide tanto las emisiones directas como indirectas de compuestos como el metano (CH4), el óxido de nitrógeno (N2O), los hidrofluorocarburos (HFCs), los perfluororcarburos (PFCs), el hexafluoruro de azufre (SF6) y, sobre todo, del más abundante y que más ha contribuido al calentamiento global desde 1990: el dióxido de carbono (CO2).
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) apunta que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzó un nuevo récord en 2019 y que los niveles actuales de CO2 atmosférico son equiparables a los de hace más de tres millones de años, cuando el termómetro terrestre marcaba unos 3 °C más y el nivel del mar medía entre 10 y 20 metros más que hoy. Hasta ahora, la huella de carbono no ha parado de crecer —se ha multiplicado por 11 desde 1961— y ya supone el 60 % del impacto total del hombre en el medio ambiente, según estima la Global Footprint Network.
La relación entre madera y huella de carbono
La madera es un material que está presente desde tiempos inmemoriales en la historia, con construcciones de larga longevidad y resistencia alrededor del mundo. Sin embargo, el siglo XX estuvo marcado por un distanciamiento de la industria de este material, dando paso al extendido uso de concreto y acero en la construcción que conocemos hoy en día.
Esto hcambio a raíz de las nuevas necesidades de la industria en este último siglo, que giran alrededor de la necesidad urgente de poder construir sin aumentar los efectos ya causados. Frente a este escenario, la madera ha comenzado a recuperar su lugar en la industria, gracias a las cualidades en materia de sostenibilidad que ofrece.
Los especialistas aseguran que la madera es capaz de capturar grandes cantidades de carbono en la atmósfera, fijándolo a su estructura celular.A través del noble material, se puede contrarrestar el dióxido de carbono generado durante su procesamiento o el de la edificación a la que pertenece, señaló el estudio de 2017 “The wood from the trees: The use of timber in construction”, permitiendo tener construcciones de balance neutro o incluso una huella de carbono negativa.
La huella de carbono personal
La huella de carbono personal es la que origina un solo individuo en su vida cotidiana al desplazarse, consumir, alimentarse y utilizar recursos como la energía. La ONG ambiental The Nature Conservancy estima que cada habitante del planeta genera una media de casi cuatro toneladas anuales de CO2, mientras que en países como Estados Unidos esta cantidad se cuadruplica por persona y año.
Desde The Nature Conservancy señalan que la huella de carbono personal debe reducirse a menos de dos toneladas anuales para 2050. Los expertos sostienen que esta es la mejor forma de evitar que la temperatura siga subiendo y alcance el temido umbral de los 2 °C, lo que agravaría el cambio climático y lo convertiría en un problema irreversible.
La huella de carbono de las empresas
Al igual que las personas, las entidades también realizan actividades que producen gases de efecto invernadero como, por ejemplo, durante la fabricación, el transporte o el consumo energético. La huella de carbono corporativa mide todas las emisiones GEI de las empresas y su alcance, tanto si son directas y pueden controlarlas como si no.
En este sentido, las compañías suelen tener la opción de reducir o compensar su huella de carbono. ¿Cómo? Mejorando su eficiencia energética, consumiendo energía de origen 100 % renovable, realizando campañas de sensibilización, invirtiendo en proyectos medioambientales, abonando impuestos verdes o comprando toneladas de CO2 en el mercado internacional de emisiones, entre otras acciones.
La huella de carbono de un producto
Los servicios y los bienes de consumo también emiten gases de efecto invernadero antes, durante y después de su vida útil. La contaminación se da, por tanto, desde la obtención de materias primas, el procesado, la producción y la distribución hasta la etapa de uso y su transformación en un residuo que se reutilizará, se reciclará o se desechará en un vertedero. La huella de carbono de los eventos, como conciertos, espectáculos o competiciones deportivas, entre otros, también resulta considerable debido a elementos como el transporte, el consumo de energía, la basura generada, etc.
Foto destacada: Promotora Misiones.
