La eliminación del cepo cambiario para las “personas humanas” en Argentina generó un fuerte impacto en el mercado de cambios durante abril. Aunque la medida comenzó a regir desde el lunes 14 de ese mes, las consecuencias se reflejaron de inmediato. En apenas dos semanas, un millón de personas compraron USD 2.048 millones, con un promedio individual de USD 204,8. En contraste, solo 309.000 personas vendieron dólares por USD 111 millones, a un promedio mucho menor: USD 36 cada una.
Este movimiento derivó en una “formación neta de activos externos” con un déficit de USD 2.010 millones. La cifra incluyó compras netas de billetes por USD 1.839 millones y egresos netos de divisas por otros USD 171 millones. Las cifras reflejaron el mayor volumen de demanda desde octubre de 2019, cuando todavía regía el límite de compra mensual de USD 10.000 impuesto por el gobierno de Mauricio Macri.
La decisión del Gobierno nacional de levantar las restricciones para la compra de dólares coincidió con el anuncio del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esa misma semana, el Tesoro recibió un desembolso del FMI por USD 12.396 millones. Como resultado, las reservas internacionales del Banco Central crecieron USD 13.942 millones y cerraron abril en USD 38.928 millones.
El informe del Banco Central sobre la eliminación del cepo cambiario
El informe “Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario” del Banco Central consignó estos datos como los primeros efectos de la apertura del cepo. Según el documento, el número de compradores de dólares fue 30 veces superior al de marzo, cuando solo 34.000 personas accedieron a la divisa. En ese mes, vendieron dólares 220.000 personas, por un total de apenas USD 28 millones.
Además, el informe detalló que USD 765 millones se destinaron al pago de pasajes y consumos con tarjeta en el exterior. El Banco Central estimó que el 60% de estos gastos se cubrieron con dólares previamente ahorrados por los usuarios. Esta porción se mantuvo fuera del circuito formal de ventas, aunque impactó en la cuenta corriente del país.
Abril cerró con el undécimo mes consecutivo de déficit en la cuenta corriente cambiaria. En esta ocasión, el saldo negativo alcanzó los USD 636 millones. El dato se compuso por egresos netos en servicios e ingresos primarios, que sumaron USD 1.161 millones y USD 705 millones, respectivamente. Solo los ingresos netos en bienes (USD 1.214 millones) y en ingresos secundarios (USD 16 millones) ayudaron a atenuar el desequilibrio.
Por otra parte, el “sector real” de la economía también operó con saldos negativos, excepto en casos puntuales. Excluyendo al rubro de Oleaginosas y Cereales, que lideró los aportes al comercio exterior, el resto de los sectores mostró datos mixtos. Minería (USD 634 millones), Energía (USD 562 millones) y Alimentos y Bebidas (USD 466 millones) aportaron saldos positivos. En cambio, el sector Automotor generó un déficit de USD 854 millones y el de Maquinarias y Equipos uno de USD 543 millones.
La creciente salida de divisas también encontró una causa relevante en el turismo. Informes de la consultora Equilibra y el centro Fundar ya habían advertido sobre un fenómeno preocupante. El encarecimiento de la economía argentina en dólares redujo la llegada de extranjeros, mientras que favoreció las salidas al exterior de los residentes locales.
Durante el primer cuatrimestre, 8,4 millones de residentes salieron del país, lo que implicó un alza interanual del 67,6%. Al mismo tiempo, la entrada de extranjeros cayó 25,4%. Esta diferencia dejó un saldo negativo de 5,1 millones de personas en la balanza turística. El impacto se notó con fuerza en abril, especialmente en compras en Chile y vacaciones en Brasil.
A pesar de esta presión sobre el dólar, la balanza comercial de abril cerró con un superávit de USD 204 millones. No obstante, el saldo mostró una fuerte caída del 89% respecto al mismo mes de 2024. Las exportaciones apenas crecieron 2,3%, mientras que las importaciones se dispararon 37,3%, más de 16 veces ese ritmo.
Mayo será el primer mes completo con el nuevo esquema de flotación cambiaria. El sistema estableció un piso de $1.000 y un techo de $1.400 para el precio del dólar. El Gobierno observará con atención cómo evoluciona la demanda en este nuevo escenario. La tendencia mostrada en abril sugiere que el apetito por la divisa norteamericana continúa fuerte. La combinación de liberalización cambiaria, alta inflación y turismo emisivo marca un nuevo desafío para la política económica.
