El Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya” conmemoró sus 65 años de historia en la educación misionera. La ceremonia central tuvo lugar hoy en el Salón Auditórium de la institución, en un emotivo acto que reunió a autoridades provinciales, referentes del ámbito educativo, medios de comunicación, estudiantes, docentes y miembros de la comunidad académica del ISARM.
El evento fue una oportunidad no solo para celebrar un nuevo aniversario, sino también para rendir homenaje a figuras fundacionales como su patrono, Antonio Ruiz de Montoya, y a su creador, Monseñor Jorge Kemerer. También participó la ex rectora, doctora María Luisa Micolis, quien acompañó a Kemerer en los inicios del Instituto y fue clave en su crecimiento y consolidación.
La ceremonia contó con la invocación religiosa a cargo de Monseñor Sebastián Escalante, Vicario General de la Diócesis de Posadas.
“Renovar los desafíos”
En este marco, Javier Zago, actual vicerrector del Instituto Montoya, reflexionó sobre el profundo significado que tiene este aniversario para toda la comunidad educativa. “Durante todo el año hemos tenido distintas actividades y eventos para conmemorar este aniversario, que no significa solo recordar el paso del tiempo, sino que es renovar los desafíos”, expresó.
Zago resaltó que desde su fundación en 1960, la misión del Instituto ha sido mucho más amplia que formar docentes o técnicos con excelencia académica. Señaló que la visión de Monseñor Kemerer fue clara: construir un espacio educativo que forme “seres humanos íntegros”. En ese sentido, definió al Montoya como un “hogar cultural” donde los estudiantes adquieren conocimientos y también encuentran un ámbito para crecer como personas.
“Hoy volvemos a renovar ese compromiso, siempre adaptándonos a las nuevas demandas, a las circunstancias actuales, pero sin perder de vista esa misión que le dio la razón de ser al Instituto Montoya”, expresó con convicción.
El Montoya ante una nueva epoca
Actualmente, el Instituto ofrece 21 carreras y cuenta con más de 3.000 estudiantes. A pesar del crecimiento sostenido, Zago remarcó que el desafío cotidiano es evitar que la educación se masifique, sin perder el acompañamiento personalizado que caracteriza a la institución.
“Es algo que nos interpela y nos desafía constantemente: seguir teniendo esta impronta de atender a las trayectorias personales, para que el estudiante pueda crecer constantemente”, subrayó.
El vicerrector también enfatizó que, incluso en contextos cambiantes, el Instituto Montoya mantiene firme su identidad y misión fundacional. La educación, dijo, debe ser una herramienta para formar ciudadanos comprometidos, con sensibilidad humana y visión crítica.
