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Cómo la inteligencia artificial puede proteger la Amazonia de la deforestación

El dispositivo Curupira identificará el sonido de una motosierra y alertará a las autoridades en tiempo real. Fue desarrollado por la Universidad del Estado de Amazonas. El objetivo es complementar a los sistemas de vigilancia existentes, como el control de deforestación por imágenes de satélite.

La Universidad del Estado de Amazonas desarrolló un dispositivo con Inteligencia Artificial para luchar contra la deforestación en el bosque tropical más extenso del planeta. El aparato, que a simple vista parece un módem y que fue bautizado con el nombre de Curupira, podrá identificar el sonido de una motosierra y alertar a las autoridades en tiempo real.

El dispositivo, según explicaron los desarrolladores, posee un sensor con inteligencia artificial y un programa informático entrenado para “reconocer el ruido de una motosierra, un tractor, o lo que pueda causar deforestación en la selva”, explicó Thiago Almeida, gerente del proyecto. El aparato es capaz de identificar así una amenaza y enviar en tiempo real la información a una central de alertas.

Fortalecer el resguardo ambiental

El objetivo es “complementar otros sistemas de vigilancia” ya existentes, como el control de deforestación por imágenes de satélite, explica el investigador Raimundo Cláudio Souza Gomes, coordinador del Laboratorio de Sistemas Embarcados de la Universidad, al frente del proyecto.

Mientras que las imágenes satelitales detectan la superficie ya deforestada, el sistema de inteligencia artificial podrá avisar “cuando se esté iniciando el proceso de daño”, ayudando a prevenirlo, sostiene.

Guardián de la selva

El proyecto fue bautizado en honor a Curupira, un ser de la mitología indígena conocido por su astucia para engañar a los cazadores y combatir a quienes destruyen la naturaleza. Esto es, un guardián de la selva.

La fase piloto del proyecto, financiada por la empresa local Hana Electronics, puso a prueba diez prototipos en las afueras de Manaos, capital del estado de Amazonas, en regiones boscosas que permitieron simular las condiciones de los lugares más remotos de la selva.

Según Gomes, los estudios preliminares para que estos sensores funcionen en cadena en la transmisión de información y cubran así grandes distancias “son muy prometedores”. Mediante una conexión inalámbrica que no requiere internet, cada curupira se mostró capaz de comunicarse con los demás sensores a una distancia de 1 kilómetro.

Dispuestos a modo de malla por la selva, explica, serán capaces de identificar las amenazas y hacer llegar las alertas hasta cualquier punto con conexión satelital. Por eso sus creadores ahora están buscando financiamiento para fabricar y colocar en campo entre cien y mil sensores. También desarrollarán nuevos curupiras que identifiquen focos de incendio con detectores de humo y termómetros infrarrojos.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva prometió poner fin a la deforestación en la Amazonia para 2030, luego de los avances contra los recursos naturales en el mandato de Jair Bolsonaro. El anuncio se dio tras el aumento anual del 75% de estas prácticas respecto a la década anterior.

Vigilancia por sensores, como en otros países

Países como Canadá, Estados Unidos e Indonesia también implementaron sistemas de vigilancia por sensores de audio. De todas maneras, estas iniciativas involucran costosas conexiones, o grandes antenas para la transmisión de datos, aseguró Gomes. En cambio, el proyecto creado en Manaus permite su producción a escala con un bajo costo.

Los sensores tienen un costo de fabricación que ronda los 200 y 300 dólares por unidad. Además, ya traen incorporada la tecnología que procesa los datos y genera las alertas. Esto facilita el envío de información y por su diseño, funcionan con muy poca energía.

“El prototipo inicial es alimentado por una batería común y tiene una autonomía de un año”, comentó. En la selva, esa energía se puede obtener de diversas fuentes como “el balance de los árboles, diferencia de temperatura, o diferencia de acidez de la savia de un árbol”, explicó Gomes.

Por otra parte, el profesor indicó que la plataforma podría usarse con diversos fines públicos y privados, desde tareas de seguridad o como “auxiliar fiscal” en el mercado de créditos de carbono. De esta manera, permitirá a un propietario demostrar que trabaja en la preservación natural. “Estamos intentando romper paradigmas, mostrando que aquí también hay ciencia, inteligencia, capacidad”, reveló Gomes.

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