Las autoridades iraníes llevaron a cabo una ola de detenciones y múltiples ejecuciones de personas sospechosas de tener vínculos con las agencias de inteligencia israelíes, a raíz de la reciente guerra entre ambos países y el posterior alto el fuego, en vigor desde el 24 de junio pasado, tras 12 días de choques.
Todo esto ocurre después de lo que los funcionarios describen como una infiltración sin precedentes en los servicios de seguridad iraníes por parte de agentes israelíes, especialmente del Mossad, que se vanagloria estos días de haber trabajado durante meses de forma constante en el país, tanto con personal propio como con colaboradores, lo que permitió alcanzar silos nucleares de la República Islámica y descabezar a sus mandos en Inteligencia, Ejército y Guardia Revolucionaria.
Las autoridades sospechan que la información proporcionada a Tel Aviv influyó en una serie de asesinatos de alto perfil durante el conflicto, como los asesinatos selectivos de altos mandos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) y científicos nucleares (al menos 11 de primer orden), que Irán atribuye a agentes del Mossad que operan dentro del país.
Conmocionadas por la escala y precisión de estos asesinatos, el régimen apuntaron a cualquiera que sea sospechoso de trabajar con inteligencia extranjera, diciendo que es por el bien de la seguridad nacional. “Pero muchos temen que esto también sea una manera de silenciar el disenso y reforzar el control sobre la población”, denuncia la BBC.
Durante los 12 días de conflicto, las autoridades iraníes ejecutaron a tres personas acusadas de espiar para Israel. El miércoles, tan sólo un día después del alto el fuego, otras tres personas fueron ejecutadas por cargos similares. Desde entonces, las autoridades han anunciado la detención de cientos de sospechosos en todo el país acusados de supuesto espionaje. La televisión estatal ha difundido también presuntas confesiones de varios detenidos, quienes admiten -dicen los medios controlados por los ayatolás- haber colaborado con la inteligencia israelí.
Grupos y activistas de derechos humanos han expresado ya su temor por los últimos acontecimientos, citando la arraigada práctica iraní de extraer confesiones forzadas y llevar a cabo juicios injustos. Existe la preocupación de que se produzcan más ejecuciones, cuando Irán ya es un país que aplica sin rubor la pena de muerte. Irán ejecutó a 119 personas más en 2024 que el año previo, pasando de al menos 853 a al menos 972, según denunció en abril Amnistía Internacional.
El Ministerio de Inteligencia de Irán afirma que está librando una “batalla implacable” contra lo que llama redes de inteligencia occidentales e israelíes, incluidos el israelí Mossad, la norteamericana CIA y el británico MI6.
Según la agencia de noticias Fars, afiliada al CGRI, desde el inicio del ataque israelí contra Irán el 13 de junio, la red de espionaje israelí se ha vuelto muy activa en el país. Fars informó que, en 12 días, las fuerzas de inteligencia y seguridad iraníes arrestaron a más de 700 personas vinculadas a esta red.

Persecución a la prensa
Los iraníes declararon a la BBC Persa que recibieron mensajes de texto de advertencia del Ministerio de Inteligencia iraní informándoles de que sus números de teléfono habían aparecido en páginas de redes sociales relacionadas con Israel. Se les indicó que abandonaran estas páginas o serían procesados. El gobierno iraní también ha incrementado la presión sobre los periodistas que trabajan para medios de comunicación en lengua persa en el extranjero, incluidos la propia BBC Persa, Iran International y Manoto TV, ambos con sede en Londres.
Según Iran International, el CGRI detuvo a la madre, el padre y el hermano de una de sus presentadoras de televisión en Teherán para presionarla a renunciar debido a la cobertura del canal sobre el conflicto entre Irán e Israel. La presentadora recibió una llamada telefónica de su padre, instada por agentes de seguridad, instándola a renunciar y advirtiéndole de las consecuencias.
Tras el inicio del conflicto, las amenazas dirigidas a periodistas de la BBC persa y sus familias se han agravado. Según los periodistas recientemente afectados, los agentes de seguridad iraníes que han contactado con sus familias han afirmado que, en un contexto de guerra, está justificado tomar a sus familiares como rehenes. También han tildado a los periodistas de “mohareb” (término que significa “quien declara la guerra a Dios”), un cargo que, según la legislación iraní, puede conllevar la pena de muerte.
Manoto TV reportó incidentes similares, incluyendo amenazas contra las familias de los empleados y exigencias de cortar toda relación con el medio. Algunos familiares fueron amenazados con cargos como “enemistad contra Dios” y espionaje, ambos delitos castigados con la pena capital según la legislación iraní. Los analistas ven estas tácticas como parte de una estrategia más amplia para silenciar el disenso e intimidar a los trabajadores de los medios exiliados.
Las fuerzas de seguridad también detuvieron a decenas de activistas, escritores y artistas, en muchos casos sin cargos formales. También hay informes de arrestos contra familiares de las personas asesinadas durante las protestas antigubernamentales “Mujer, Vida, Libertad” de 2022.
Estas acciones sugieren una campaña más amplia dirigida no sólo a los activistas actuales sino también a aquellos vinculados a olas de disidencia anteriores. Durante la guerra, el gobierno iraní restringió severamente el acceso a internet, e incluso después del alto el fuego, el acceso total aún no se ha restablecido. Limitar el acceso a internet durante las crisis, especialmente durante las protestas nacionales contra el gobierno, se ha convertido en una práctica común en Irán. Además, la mayoría de las redes sociales como Instagram, Telegram, X y YouTube, así como sitios web de noticias, llevan mucho tiempo bloqueados en Irán y no se puede acceder a ellos sin usar un servicio proxy de red privada virtual (VPN).
Los defensores de los derechos humanos y los observadores políticos han establecido paralelismos con la década de 1980, cuando las autoridades iraníes reprimieron brutalmente a la oposición política durante la guerra entre Irán e Irak.
Muchos temen que, a raíz del debilitamiento de la posición internacional de Irán tras el conflicto con Israel, las autoridades vuelvan a replegarse sobre sí mismas, recurriendo a detenciones masivas, ejecuciones y una represión brutal.
Los críticos señalan los sucesos de 1988, cuando, según organizaciones de derechos humanos, miles de presos políticos -muchos de ellos ya cumpliendo condena- fueron ejecutados tras juicios breves y secretos a cargo de las llamadas “comisiones de la muerte“. La mayoría de las víctimas fueron enterradas en fosas comunes sin identificar.
Fuente: El Mundo.