La boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez en Venecia comenzó el jueves y generó manifestaciones por su carácter ostentoso. La celebración se extenderá durante tres días. Ambientalistas, estudiantes universitarios y organizaciones sociales realizaron protestas por el impacto ambiental, la desigualdad global y la privatización de espacios públicos.
Las manifestaciones se iniciaron el miércoles, cuando activistas arrojaron al Gran Canal una carroza con un maniquí de Bezos y billetes falsos. El jueves, en la plaza San Marcos, representaron una parodia con personas encadenadas bajo carteles que decían “gobierno”, “los medios de comunicación”, “la economía” y “Justicia”.
Críticas a la ostentación y la desigualdad
Durante la protesta hubo pancartas que denunciaban la desigualdad global. Algunos carteles señalaban que “el 2% posee el 45% de la riqueza mundial”, que hay “guerra en la Tierra y negocios en el espacio” y que “el planeta arde, pero no se preocupen, acá tienen la lista de los 27 vestidos de Lauren Sánchez”.
Uno de los mensajes más directos fue colocado por Greenpeace y el grupo británico We Hate Elon: “Si pueden alquilar Venecia para su boda pueden pagar más impuestos”.
La boda de Jeff Bezos tiene un costo estimado de 55,6 millones de dólares. Este jueves se realizó una serenata en su honor. El viernes se celebrará la ceremonia en la isla San Giorgio Maggiore, y el sábado un baile con invitados como Leonardo Di Caprio, Elton John y Mick Jagger.
Cinco hoteles de lujo fueron reservados para alojar a más de 200 invitados. Sin embargo, por presión de los manifestantes, la pareja trasladó la fiesta del sábado a una base naval fuera del centro de Venecia. Activistas afirmaron que no bastan los gestos filantrópicos y criticaron la huella de carbono del evento.
Reacciones oficiales y contrapuntos
El alcalde de Venecia, Luigi Brunaro, respaldó el evento y lo calificó como “un honor”. La organización ambiental Corila indicó que Bezos realiza una “donación importante” a través de su Fondo para la Tierra, aunque no se precisó el monto.
Los movimientos sociales rechazaron ese argumento. Denunciaron un modelo de ciudad centrado en el turismo de lujo, incompatible con las necesidades de los residentes y con la preservación ambiental.
