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Nació en pandemia, prematuro y en riesgo: hoy camina y aprende a hablar con tratamientos

Alexander Benítez nació prematuro en plena pandemia, con solo 29 semanas de gestación y 1.324 kilos. Tras 58 días en neonatología, su vida estuvo en riesgo más de una vez, pero su fortaleza y la de su mamá, Andrea, lo llevaron a superar cada obstáculo.

La madrugada del 20 de enero de 2022 quedó grabada para siempre en la memoria de Andrea De Asis. A las 2:24 de la mañana, en pleno contexto de pandemia, nació su hijo Alexander Benítez, con tan solo 29 semanas de gestación. Pesó apenas 1.324 kilos. Era un bebé prematuro extremo, con el cuerpo diminuto y vulnerable, pero con una fuerza que sorprendió desde el primer momento.

El miedo comenzó antes del parto, pero se intensificó apenas lo escuchó llorar. Alexander fue llevado de inmediato a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal, donde pasaría 58 días luchando por su vida. “Estábamos saliendo de la pandemia. El miedo era constante todo el tiempo”, recordó Andrea.

prematuro
La madrugada del 20 de enero de 2022 quedó grabada para siempre en la memoria de Andrea De Asis. Alexander, su hijo, nació prematuro.

Al mismo tiempo, señaló que si bien el bebé estaba bien cuidado dentro del Hospital Materno Neonatal, ella, afuera, tenía temor de contagiarse de COVID-19 y, sin quererlo, poner en peligro la vida de Alexander. “Le pedía a Dios que cada hisopado me diera negativo, y gracias a Dios nunca nos contagiamos”, contó con alivio.

Cada día en neonatología era una batalla emocional para Andrea y su familia. Alexander pasaba por monitoreos constantes, tratamientos y controles que mantenían en vilo a su mamá. “Tuvo dos episodios críticos donde su vida pendió de un hilo”, rememoró Andrea.

Alexander nació prematuro. Hoy continúa con tratamiento integral en el Hospital Materno Neonatal

Una vez en casa, la historia continuó. Alexander creció, pero sus tiempos no son los mismos que los de otros niños. Cerca del año de vida, aún no podía sentarse solo. Fue entonces cuando comenzaron las terapias de estimulación temprana en el Hospital Materno Neonatal. Las sesiones eran constantes, y él respondía con esfuerzo.

Más adelante, contó la mamá, continuaron el tratamiento en la Fundación Pequeños Gigantes, donde recibió un acompañamiento integral para poder lograr algo tan simple y, complejo para él, como caminar.

Gracias a esas terapias pudo dar sus primeros pasos”, dijo Andrea, con orgullo. Y comentó que, el año pasado, cuando Alexander tenía dos años, surgió otro nuevo desafío: el retraso en el lenguaje. “Tuvimos que recurrir a una fonoaudióloga porque le costaba hablar. Hoy seguimos haciendo tratamientos para que pueda expresarse mejor”, explicó su mamá.

Ahora, con tres años, Alexander continúa su seguimiento médico en el Hospital Materno Neonatal, donde será controlado hasta los seis años. Su historia es la de miles de bebés prematuros, pero también es única. “Todo esto nos marcó para siempre”, concluyó Andrea.

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