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Written by 12:06 pm Sociedad

Aarón y su historia de superación

Aarón Rodríguez compitió contra el cáncer con tan sólo 16 años y pudo salir vencedor. Le tuvieron que amputar una pierna y siguió. Y luego, sufrió la extracción de un pulmón y él continuó. Esta es la historia de un joven peleador que superó la muerte y hoy en día se lo puede ver en las aguas del río Paraná en su kayak practicar su gran pasión: canotaje.

No sólo terminó perdiendo (nada menos) una pierna sino que después se quedó con un pulmón menos. Nada lo arredra. Nada lo detiene. Aaron Rodríguez sigue y es un ejemplo. A los 16 años, el joven contrajo una infección a causa de un microorganismo que ingresó a su cuerpo (suponen que pudo haber sido cuando jugaba al rugby) y nunca se imaginó es que comenzaría a manifestar problemas graves. El diagnóstico de los médicos después de ocho operaciones fue que no quedaba otra opción: había que amputarle la pierna para seguir con vida. Y Aaron no se achicó.

Tiempo después, contrajo leucemia.

Y la superó también, gracias a la ayuda de los profesionales de la salud, pero el panorama se volvería a complicar al saber que lo mismo que causó la amputación de su pierna, había llegado a su pulmón y lo destruyó completamente. El joven pasó por una operación para extirparle el pulmón.

En esa ocasión tuvo dos paros cardíacos pero su fortaleza y su juventud pudieron más. Él pudo salir con vida y en este nuevo “renacer”, decidió refugiarse en las aguas del río Paraná en donde practica canotaje y lo describe como su lugar de paz absoluta. También como un medio para desahogarse e inspirar al otro, se dedica a escribir y dibujar.

Su relato es dramático: “Mi vida cambió en 2018 por una enfermedad que tuve. Yo en ese entonces jugaba al rugby, un día mientras jugaba me caí en medio del partido y me hice un raspón. En esa misma herida me entró una infección, específicamente un hongo. De ahí en adelante empecé a tener problemas de salud que fueron avanzando muy rápido y en tan sólo dos semanas el hongo se ‘comió’ toda mi pierna. Por lo tanto, me tuvieron que amputar para que no me siguiera afectando. Trataron de no llegar a esta decisión, pero no había caso, tuve que pasar por ocho operaciones que eran para salvar la pierna. Sinceramente no funcionaron, entonces la única forma de salvar mi vida era amputarme la pierna”, contó.

Nada parecía ir bien.

“En ese momento que pasó todo yo tenía 16. Cumplí los 17 estando en el hospital mientras transitaba el proceso. Para el 1º de enero de 2019, tuve complicaciones otra vez y entonces me internaron de vuelta, estaba bastante mal. En ese entonces me quedé un mes internado y mientras me hacían estudios y cosas para saber qué tenía, querían saber por qué me sentía tan mal otra vez. La respuesta llegó el 1º de febrero de ese mismo año, en ese momento me detectaron cáncer en la sangre, sería leucemia y los médicos me dieron un año de vida”, recordó aquel momento difícil que le tocó vivir.

Cabe recordar que la leucemia es una enfermedad del sistema inmunológico que se caracteriza por el crecimiento anormal de células blancas de la sangre, llamadas glóbulos blancos. Estas células no son capaces de realizar sus funciones normales, lo que provoca una acumulación excesiva y puede afectar a otros órganos. Este cáncer generalmente se divide en dos tipos: aguda y crónica. La forma aguda progresa rápidamente, mientras que la forma crónica avanza lentamente, pero con mayor duración. Los tratamientos para esta enfermedad incluyen: quimioterapia, radiación o trasplante de médula ósea para eliminar las células cancerígenas.

El joven destacó el compromiso de los médicos. “Ellos me dijeron que iban a hacer lo posible para salvarme la vida a pesar de este diagnóstico inicial. Después de pasar, por tanto, en cuatro meses logré sacar el cáncer de mi cuerpo con ayuda del tratamiento y los médicos. De ahí me fue bastante bien. Pero en esos cuatro meses pasé por lo peor, fue muy jodido porque las quimios me hicieron muy mal, me destruyeron en todos los sentidos. Inclusive yo sentía que casi me moría, pero por suerte pude salir de esto que fue tan difícil para mí”.

Mientras superaba esta etapa, Aarón comenzó a retomar su vida pero en el medio iban a llegar otras complicaciones. “Después de salir de ese cuadro en cuatro meses, para la mitad del año estaba re bien. En ese momento que salí, retomé el rumbo de mi vida otra vez, todavía tenía que terminar el colegio. Pero para enero de 2020 todo cambió repentinamente. Caí de vuelta internado otra vez muy mal. En ese momento me habían diagnosticado que el mismo microorganismo que perjudicó mi pierna, había subido a mi pulmón. Entonces me tocó pasar por otra decisión difícil. Me tuvieron que extirpar el pulmón, me lo tuvieron que sacar completamente porque estaba básicamente podrido (sic), no servía más y la solución en ese momento era sacármelo o morir, no había otra alternativa”, recordó el joven.

Rodríguez describió que fue uno de los momentos más duros que atravesó. “Durante esa operación me agarraron tres o cuatro paros cardíacos, fue muy complicado. Yo tenía que salir en un tiempo determinado y finalmente la cirugía duró el doble de tiempo porque tuve complicaciones. Gracias a los médicos pude salir bien de esta situación. Para cuando me desperté, estaba en terapia intensiva. De ahí en adelante pude salir de esta situación bastante bien. Luego de la recuperación salí otra vez y volví a tener la oportunidad de continuar con mi vida. Me recuperé al mes, se me cerró directamente la cicatriz de la herida del pulmón que tengo cortado acá en el pecho. En ese momento empecé devuelta con la actividad para seguir adelante”.

A penas el joven se recuperó, comentó que en su mente sólo tenía la idea de continuar en movimiento. “Mi acercamiento al deporte comenzó cuando empecé crossfit porque decidí que no me iba a quedar quieto mucho tiempo. Entonces después de la operación del pulmón empecé de vuelta con la actividad. Primero comencé tranquilo y de ahí estuve haciendo crossfit por un tiempo, pero después decidí ir subiendo de nivel en cuanto a lo deportivo haciendo atletismo. En ese momento entré en el Cepard, ahí empecé el gimnasio, hice natación y ahora estoy con el canotaje”, le contó a Periodismo Misionero.

Pero su gran pasión es el canotaje. “El canotaje sinceramente fue una puerta que me cambió la vida. Nunca me hubiera imaginado que me gustaba tanto. Nunca supuse que el río me iba a encantar tanto como para no salir más del agua, como que el canotaje es mi casa, es mi cable a tierra (¡o al agua!) en todos los sentidos y agradezco eso, haber encontrado mi pasión. El deporte significa muchas cosas para mí, es mi soporte cuando estoy bajón, cuando no puedo más, cuando sinceramente ya reventé. En esos momentos de tristeza decido directamente ir a remar y como que todo lo malo lo descargo en el agua, y eso es realmente bueno”, expresó con gratitud hacia su deporte favorito.

Aarón también destacó que Posadas desde su punto de vista es inclusiva para las personas con discapacidades. “En cuanto a la estructura de la ciudad estoy conforme, como que se adaptó mucho a las personas con discapacidad, desde mi punto de vista me siento bastante cómodo y está muy linda la verdad”.

Otro de los puntos que también destacó en cuanto a la inclusión es sobre la actitud de las personas hacia él. “Hubo gente con la que me crucé en todos estos años desde que tuve ese cuadro y desde que salí de la enfermedad, es como que tuve personas realmente buenas, pero también malas. Desde que salí ese día del hospital sin una pierna, como que tuve personas malas e ignorantes que me quisieron tirar para abajo diciendo que yo no podía llegar ni a la esquina. Pero esto lejos de hacerme daño como lo empecé a tomar como una motivación para ser cada día mejor y me alegra tanto haber podido lograr muchas cosas, nunca me sentí limitado con nada, al contrario, siempre hice todo lo que me propuse”, desarrolló Aarón.

En cuanto a la escritura como medio, Aarón decidió dedicar unas palabras de motivación para las personas que la necesitan para seguir sus sueños. “Si tuviera que dar palabras de motivación a los chicos sería que no se dejen caer porque te pasa esto o aquello. Hasta lo imposible se cumple. No hay limitaciones para lo que soñás, porque cuando uno se propone una meta no hay que dejarse guiar por los problemas que vienen, porque hay muchos en el medio. No es que vos te propones una meta, cerrás tus ojos, los abrís y ya llegaste a lo que querías, no. Lleva un proceso lo cual cuesta. Va a ser duro porque habrá personas malas, piedras en el camino, miles de dificultades y de todo. Pero uno no se tiene que dejar llevar por eso y hay que moverse, hay que saber apreciar la vida porque es la única que tenemos. A pesar que yo estuve a punto de morir cuatro veces, esas ocasiones me dieron la esperanza para seguir y acá estoy dando lo mejor, ayudando a chicos, haciendo muchas cosas por lo demás y sabiendo que yo pasé por toda esa situación. Los chicos de nuestra generación tienen que saber que no deben bajar los brazos porque todo se puede, lo imposible se puede. Está en uno decir: “Yo puedo, quiero y voy por eso”.

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