Marcos Amarilla a los 20 años padeció meningitis y los médicos daban por hecho su fallecimiento. Hoy coordina la escuela infantil Luminares. Aseguró que hoy sirve a través del deporte.
Marcos Amarilla es oriundo de Aristóbulo del Valle. Junto a un amigo y su esposa, coordinan la escuela de fútbol infantil cristiana Luminares. Cerca de 70 chicos se entrenan tres días a la semana. El hombre de 30 años es testimonio vivo de un milagro en su salud. A los 20 padeció meningitis y le daban poca esperanza de vida. Hoy, en agradecimiento a Dios, sirve a otros a través del deporte.
Marcos asegura que cumplió diez años desde el día que volvió a nacer. A los 20 tuvo meningitis, una infección e inflamación del líquido y de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. “Fue un milagro estar vivo, no me daban esperanza de vida. Estuve internado en Buenos Aires y mi papá viajó en ese tiempo para traer mi cuerpo, eso es lo que le decían los médicos”, relató Amarilla a Canal 12.
El hombre oriundo de Aristóbulo del Valle es testimonio vivo de un milagro en su salud. En agradecimiento a Dios por tal suceso, hoy se dedica a servir a través del deporte.
“El proyecto de Luminares comenzó en la iglesia. Estábamos hablando de los talentos y dones con mi esposa y creímos que la escuelita de fútbol podía ser un ministerio de servicio“, contó el misionero. Y agregó: “Hoy estoy acá por gracia de Dios. Mi forma de agradecerle es sirviéndolo en el trabajo con los niños. Yo busco darles un poco del amor que Dios da”.
Servir desde el amor
Luminares cuenta con cerca de 70 chicos en formación. Divididos en dos grupos de edad, de 6 a 10 y de 11 a 14, la escuela de fútbol trabaja tres días en la semana en distintos puntos de la localidad. “Comenzamos en noviembre del 2021. Logramos conformar un lindo grupo de trabajo. Estamos los lunes en la EPET y miércoles y viernes en el Centro Comunitario de Salto Encantado“, detalló Amarilla.
El coordinador del grupo explicó que más allá del deporte, el objetivo es brindar valores esenciales a los niños. “Llegan por el fútbol, pero la meta es transmitirles respeto, amor y contención a ellos y sus familias”, aseguró el misionero.
“Lo que buscamos en que sean felices y disfruten sanamente, que cuiden su salud y aprendan a vivir la vida”, manifestó Amarilla. Y añadió: “No hace falta que sean parte de la iglesia. Nosotros abrimos la posibilidad a todos. No queremos que los chicos sean mejores que otros, sino que marquen una diferencia en el trato, vocabulario y acciones con los demás”.
A lo largo de estos años, Luminares recibió ofrendas y donaciones por parte de los vecinos de la localidad. La escuela cobra una cuota mensual de $1300. El dinero va como pago a los espacios de entrenamiento, para viajes y renovación de utilería y pelotas. Quienes quieran formar parte de la escuela de fútbol, pueden acercarse a los entrenamiento o bien comunicarse al número de teléfono de su coordinador, 3755414846.
