Un repaso por las costumbres, tradiciones y estilo de vida de las familias. La importancia de la tecnología en el crecimiento y desarrollo de los docentes y alumnos.
Por Leandro Frank
Desde sus orígenes, el pueblo Mbya mantiene una simbiosis entre el alma y cada elemento de la naturaleza. Esto quiere decir que el ecosistema puede afectar positiva o negativamente a las acciones de la humanidad, según el trato y respeto que se le otorgue. En 25 de Mayo, la comunidad Mbyá Tamanduá enarbola con orgullo estos principios y apuesta por el trabajo de la madera basado en una fuerte conciencia ambiental.
Tal como lo comenta su cacique, Rafael Chamorro, en diálogo con Canal 12, toda madera que se utiliza como materia prima deriva de un proceso de búsqueda dentro del monte. Sólo se extrae madera de árboles caídos, afectados por alguna tormenta o acción ajena a la del hombre. “No cortamos la madera viva, simplemente trabajamos con lo que nos provee la naturaleza”, señaló.
“Queremos que los chicos aprendan para desarrollarse en el futuro”. Con esta consigna, Chamorro, quien hace varios años es la cabeza de su comunidad, detalla que con ayuda de la provincia lograron instalar una carpintería y renovar las instalaciones eléctricas de todas las viviendas. Esto les permitió mayores facilidades para atender las demandas de las familias.
Fabrican aberturas, construyen viviendas y capacitan a los jóvenes en el trabajo con la madera. “Apuntamos a que la comunidad sea autosustentable, donde el respeto por la naturaleza sea lo primero”, manifestó el cacique. “Entender la importancia de ser uno con la naturaleza cambia la manera de ver y de vivir. No sabemos qué nos depara el futuro, pero sabemos qué es lo que tenemos que hacer hoy”, remarcó Chamorro.
Educación bidireccional
La comunidad Tamanduá es un emblema en 25 de Mayo y ejemplo en toda la provincia. Allí, desde hace muchos años se lleva adelante con éxito un modelo de educación bilingüe. Ella se logra mediante la escuela Jaka Paú, cuya traducción significa “entre aguas” y tiene que ver con la ubicación geográfica de la institución.
“Una experiencia enriquecedora, porque no sólo enseñamos sino que también aprendemos”, es el testimonio de César Morinigo, docente y director de la escuela.“Los chicos tienen mucho para enseñarnos, cultura, costumbres y por supuesto, el idioma”, resaltó.
Para que este modelo tenga éxito, hay una figura de vital importancia que resalta, el auxiliar docente indígena o comúnmente conocido como “ADI”. Este docente, oriundo de la comunidad, se encarga de traducir y explicar con precisión los conceptos que, de otra manera, serían muy difíciles de transmitir de alumno a profesor y viceversa. Se trata de un desafío que apela al esfuerzo del docente, quien da siempre lo mejor de sí en un ambiente de respeto y convivencia con la cultura Mbyá, pero también de los alumnos, quienes deben incorporar el contenido.
La tecnología como aliada
En ese marco, los docentes destacan el apoyo esencial que representa la tecnología para llevar adelante las tareas. “Trabajamos con una plataforma virtual, que nos sirve como aliada. Descargamos el contenido, enseñamos, transmitimos y luego hacemos la devolución, todo a través de internet”, explicó Luis Schunke, educador de nivel secundario en la comunidad. Por otro lado, calificó a la docencia en la comunidad como un privilegio, ya que “todos los días se aprende algo nuevo y nos llevamos cosas muy buenas de la comunidad”.
La comunidad Tamanduá es una gran demostración de que el conocimiento fluye en ambas direcciones y nos enriquece mutuamente. Allí, el respeto por la naturaleza y la promoción de la diversidad cultural son pilares fundamentales para un futuro sostenible; camino que en Misiones se transita desde hace tiempo con rotundo éxito.
