El susto que ya pasó y las secuelas de una quemadura que pudo haber sido peor. Le sucedió a una integrante del equipo de Canal 12. Destacó la atención recibida en Quemados del Maradiaga y aconsejó a la sociedad realizar el mantenimiento de los equipos a gas.
El fin de semana del domingo 11, cuando el Mundial de Qatar entró en su recta final, Eugenia Damus vivió una desgracia con suerte. Esa noche decidió preparar unas pizzas para compartir en su casa de Posadas, pero el horno le jugó una mala pasada. Cuando se inclinó para encender el aparato, solo una chispa bastó para provocar el accidente.
Una llama gigante salió expulsada y le provocó graves quemaduras en su cuerpo. El fuego, que se disipó en cuestión de segundos, alcanzó sus brazos y piernas. También pudo haber herido su rostro, pero gracias a que se cubrió con las manos logró resguardarlo. No obstante, perdió gran parte de sus pestañas.
El shock fue inmediato. Podía moverse y no sentía demasiadas repercusiones de la explosión. Poco a poco, mientras pedía auxilio y buscaba la forma de trasladarse al hospital, su cuerpo empezó a darle indicios del ardor. Sus mascotas, que tienen un temperamento inquieto, contemplaron atónitas la escena sin interferir.
Eugenia llegó hasta emergencias del Hospital Madariaga de la ciudad. La recostaron sobre una camilla y le aplicaron calmantes. Luego fue derivada al sector de Quemados, donde recibió atención permanente durante los dos días que debió permanecer internada bajo observación.
Cada mínimo esfuerzo en sus músculos eran una pesadilla. Las ampollas comenzaron a aparecer y las curaciones se volvían cada vez más dolorosas. Sin embargo, y tras varios estudios médicos realizados, los especialistas que pasaban por su habitación le indicaron que la situación pudo haber tenido peores desenlaces.
Afortunadamente, el martes 13 la joven periodista recibió el alta. Sin embargo, debió regresar al nosocomio cada día por medio para someterse a controles y renovar los vendajes. “Parecía una momia. Las heridas están en zonas localizadas, pero los vendajes siempre se extienden más”, contó entre risas a la redacción de Canal 12.
Mauge, como la llaman cariñosamente sus compañeros de trabajo, ya se reincorporó a sus actividades. Después de tanto reposo, según precisó, comenzaron a dolerle las articulaciones. A eso se le suma la rehabilitación, ya que la regeneración de la piel es lenta y cada movimiento se vuelve intenso.
Mantenimiento de cocinas y hornos
Tras su salida del hospital, destacó la atención recibida en el área de Quemados. Cada día recibía, al menos, la visita de seis médicos que velaban por su estado de salud. Además, aprovechó esta ocasión para hacer un llamado de concientización a la sociedad: la importancia del mantenimiento de los hornos y cocinas a gas.
“A la cocina ya le veníamos haciendo services, pero esto significa que aún así te puede pasar. Es importante que la gente le haga el mantenimiento”, manifestó. Es por ello que se recomienda realizarle un control con un profesional calificado. Este mantenimiento evita fallas e imprevistos en el equipo.
Los plomeros gasistas son los matriculados que cumplen la función de instalar, reparar y controlar los aparatos que funcionan a gas. También corrigen pérdidas en los conductos de entrada y salida del fluido inflamable. Un mantenimiento de hornos anual permite el óptimo funcionamiento del sistema.
¿En qué consiste el servicio?
Implica el reemplazo y uso de repuestos de componentes sueltos, desgastados, oxidados o dañados. Se realiza una lubricación de piezas móviles como motores, cadenas y accionamientos, así como la reparación y la soldadura de equipos sujetos a carga.
