Cada 3 de junio la Argentina conmemora el Día del Soldado Argentino, una fecha que rinde homenaje a la figura de Manuel Belgrano, quien nació un día como hoy en 1770. Este prócer, reconocido por su multifacética trayectoria como abogado, economista y periodista, también se destacó por su fundamental rol militar en las campañas por la independencia, especialmente en el norte del país.
La institución de esta efeméride se concretó el 11 de mayo de 1994 en el Congreso de la Nación Argentina, a través de la Ley N° 24.323. Su propósito principal es honrar el natalicio del General Belgrano, una figura central en la historia nacional.

El artículo 3 de la mencionada ley define al soldado “sobresaliente” como aquel ciudadano que, durante su servicio militar, se distingue por su moral, ética, espíritu de sacrificio, dedicación al trabajo, camaradería y compromiso con los ideales republicanos. Todos estos valores son precisamente los que identificaron a Manuel Belgrano a lo largo de su vida.
3 de junio: por qué se celebra el Día del Soldado Argentino
Más allá del recuerdo a Belgrano, esta jornada también tiene como objetivo reconocer y enaltecer la labor de todos aquellos que han integrado y continúan formando parte de las Fuerzas Armadas argentinas. Se hace una mención especial a los héroes y caídos en la Guerra de Malvinas, honrando su entrega y sacrificio.
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, nacido en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, fue una pieza clave en la Revolución de Mayo y un impulsor fundamental de la independencia argentina.
Su determinación y espíritu quedaron plasmados en la creación y juramentación de la insignia patria en las barrancas del Paraná, que hoy conocemos como nuestra bandera.
Aunque lideró el Ejército del Norte, Belgrano tuvo una participación destacada en la Asamblea General Constituyente de 1813 y posteriormente en el Congreso de Tucumán, consolidando su nombre ligado de manera indisoluble a la gesta de la Independencia.
Trágicamente, Manuel Belgrano falleció en Buenos Aires el 20 de junio de 1820. Aquejado por diversas enfermedades, sus últimos días transcurrieron en soledad y pobreza. De su muerte, solo un periódico de la época, el Despertador Teofilantrópico, dio cuenta.