El comercio de materiales textiles anota un incremento desde valores prepandemia. Según la Organización Mundial del Comercio, las tensiones geopolíticas, la inseguridad alimentaria, la inestabilidad y el endurecimiento de las condiciones financieras impactarán de forma negativa este año.
El comercio de moda pasa página. Respecto a 2019, el comercio de ropa aumentó un 16% en valor en 2022, dejando atrás las disrupciones provocadas por la pandemia. Respecto a 2021, el comercio de ropa bajo el ritmo de crecimiento, anotó un incremento interanual del 9% en valor, frente al 17% registrado en 2021, cuando el sector se recuperaba de un año prácticamente en blanco por la pandemia.
Así figura en el último informe de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en el que señala que el comercio de mercancías pasará en 2023 un año de crecimiento “mediocre”, con un ligero aumento del 1,7% en volumen, después de crecer ya un tímido 2,7% en 2022.
Movimiento económico
El año pasado, el comercio mundial creció un 12% en valor, impulsado por la energía y los combustibles, frente al 27% anotado el año anterior. Las industrias manufactureras se quedaron por debajo, con un repunte interanual del 7%, quince puntos porcentuales menos que el año anterior.
Entre los sectores analizados por la OMC, el comercio del textil es el único que ha recortado valor el último año, aunque menos que en 2021. El valor del total de mercancías de textil transaccionadas en 2022 fue un 1% inferior a la del año anterior, pese a que en 2021 ya se había reducido un 2% frente al extraordinario dato de 2020, marcado por la demanda de mascarillas.
A pesar del descenso de los últimos dos años, el valor del comercio textil en la actualidad es superior a cifras prepandemia: un 14% más que en 2019.
A estos moderados incrementos en el valor de las mercancías hay que sumarle el efecto de la inflación. El año pasado se registraron las mayores tasas de inflación desde la década de 1980 y el fortalecimiento del dólar, que llegó a sobrepasar el euro, lo que la OMC señala como un factor capaz de desestabilizar la estadística.
Para este año, que la organización ya pronostica otro ralentizamiento de la actividad, los riesgos no han desaparecido, aunque la OMC los coloca como de baja intensidad. Las tensiones geopolíticas, la inseguridad alimentaria, la inestabilidad y el endurecimiento de las condiciones financieras y el aumento de la deuda son las principales amenazas para que el comercio mundial no descarrile.
Fuente: Modaes
