El glitter (la brillantina) está en todas partes, en maquillaje, ropas, manualidades, etc. Tiene una apariencia inofensiva y super copada, pero detrás de todo esto se esconde una triste realidad: el glitter es malo para el medio ambiente.
El adorado glitter es un microplástico que tarda cientos de años en degradarse, lo cual ya es malo en sí, y a esto se le suma una capa reflejante hecha de aluminio, que es lo que le da el brillo.
El tamaño del glitter también es un problema, ya que al ser tan pequeño, no puede reciclarse y daña de forma permanente a las máquinas que intentan hacerlo. Estos microplásticos, con un diámetro inferior a los 5 milímetros están provocando muchas consecuencias en los ecosistemas marinos.
Estas partículas llegan fácilmente a los océanos a través de las vías fluviales, se quedan en suspensión en las primeras capas del agua, y entran en la cadena trófica porque los peces las ingieren.
Y muchas veces se encuentran microplásticos en los estómagos de los peces e incluso en sus larvas, y podemos decir que los peces se están desarrollando con los microplásticos.
Una posible solución es esto es prohibir el glitter, aunque parezca un poco exagerado, o sino también empresas deben empezar a buscar opciones más sustentables como es el caso de que tarda cientos de años en degradarse.
GV
