El mensú nos dejó un legado, musical, poético y pictórico. Logró captar musicalmente las voces, sonidos y colores de esta tierra. Resignificó elementos guaraníes, ritmos de Brasil, Paraguay y Europa, en una confluencia musical. El Gualambao es patrimonio cultural de la provincia.
Ramón Ayala, creador del Gualambao, falleció la noche del jueves. Su legado, además de composiciones que portan la voz de realidades dolorosas, tiene una particular belleza poética y un sonido que silbará eternamente en la memoria de los misioneros y misioneras.
No hay duda sobre la herencia musical que dejó Ayala. El Gualambao, se nutre del paisaje natural, de las historias de esta región. En el ritmo, el maestro, hizo confluir elementos originarios guaraníes, ritmos regados desde Brasil, Paraguay y Europa. En cuanto su poética encontró en la preponderancia de la selva, la realidad de los pueblos, y los cauces hídricos, los centros de su cantar.
Según explicó el propio Ayala, el Gualambao surgió a partir de la mezcla de esos diversos estilos. Nació por la necesidad de sintetizar en una sola especie los ritmos regionales de influencia fronteriza, que tanto identifican a la provincia. Pero también contiene una fisionomía particular, se escribe en compás de 12/8 (doce octavos). Así, la danza, invita a un balanceo constante. Se baila con pasos grandes hacia los costados, a modo de péndulo.
El Gualambao es ley
En 2020 la Cámara de Representantes de Misiones sancionó la ley VI Nro 237, la cual declaró Patrimonio Cultural de la Provincia al ritmo del Gualambao. En homenaje a su creador, se instituyó el 10 de marzo, fecha de nacimiento de Ayala, como el Día Provincial del Gualambao.
La iniciativa legislativa, comprende la música, letra, danza, artes plásticas y toda otra manifestación artística alusiva al ritmo creado por Ramón Ayala. El proyecto fue impulsado por el presidente de la Cámara de Representantes, Carlos Eduardo Rovira, y aprobado por la Comisión de Educación, Cultura y Deporte.
La historia del artista
Cabe recordar que Ramón Ayala fue cantautor, compositor, instrumentista, escritor, dibujante y pintor. Creó más de 300 canciones que forman parte del acervo cultural, como “El Cosechero”, “El Mensú”, “Posadeña Linda”, “El Cachapecero” y “Canto al Río Uruguay”, entre tantos temas considerados verdaderos himnos populares de la región.
En lo descriptivo de sus letras ha forjado algunas de las metáforas más impresionantes de nuestro folklore, como por ejemplo “plata blanda mojada de luna y sudor” para referirse al algodón, o “muerto el gigante del monte en su viaje final”, haciendo mención a los árboles derribados.
