El IPLyC, celebra un nuevo aniversario del programa Gurises Felices. Una iniciativa que en cada oportunidad lleva música, sorteos y juegos a las infancias misioneras. El testimonio de una de las colaboradoras del programa.
Gurises Felices, para buena parte de las infancias misionera, significa un encuentro para cantar, bailar y reír hasta que duela la panza. Este programa del IPLyC SE, pensado para toda la familia, celebra quince años recorriendo rincones de la provincia con espectáculos artísticos, juegos y sorteos.
Si bien tiene muchos colaboradores, quienes actualmente trabajan con compromiso y amor hacia los más pequeños son María Elena Boutron, Jorge Jesús Aimone, Eduardo Ángel Villalba y Marcelo Ledesma.
Trayectoria de amor y diversión
María Elena Boutron ingresó a Gurise Felices en 2009, compartió las vivencias sobre tanto camino recorrido. El primer evento al que asistió se realizó en el barrio San Cayetano de Posadas, pero a raíz de las inclemencias del tiempo, se suspendieron las actividades que se iban a realizar en la cancha.
“Ese día quedó marcado porque nos habíamos puesto remeras blancas, que quedaron manchadas de barro”. Luego de esta primera experiencia, cambiaron las remeras de identificación del staff al color verde, contó.
“Estar con los chicos, fue algo maravilloso, una linda experiencia”, dijo, emocionada. Así, con el pasar del tiempo, comenzaron a planificar nuevas funciones. Llegaron los viajes a cada rinconcito de la provincia, “donde pude observar la alegría, la satisfacción de cada niño, a través de su sonrisa”, resaltó.
En un primer momento, Boutron se ocupaba de los peloteros. Luego empezó a asistir sobre el escenario, con los sorteos y a disfrazarse de los más diversos personajes. “Me visto de Gallina Turuleca, de Mika o la Vaca Lola, y me produce mucha alegría cuando los chicos quieren bailar, me gusta meterme en la piel de esos personajes”, agregó.
Sobre su trayectoria en Gurises Felices, señaló que “si bien en parte es sacrificado, a mí me gusta”, sostuvo. Además, relató que cuando se sumó al equipo le pesaba no tener el tiempo necesario para estar con su familia.
“Pero ahora mis hijos son grandes y entienden que muchas veces no puedo estar en la mesa de los domingos. Le tomé el gustito a los viajes. Los primeros tiempos, lo hacíamos de lunes a lunes, sin descanso, y me acostumbré a ese ritmo”, aclaró.
María Elena Brouton disfruta de su trabajo para las infancias, le gusta explorar la provincia, tener amistades en todas las localidades, entablar vínculos con los maestros y compartir alguna comida. “Es un programa de mucho compartir”, destacó quien además muchas veces es la “mamá” del grupo, quien provee desde un analgésico hasta una aguja de coser cuando se hace necesario reparar un traje.
