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Las que velan por la limpieza: mujeres que recorren barrios en los camiones de residuos

Los uniformes son solo un cascaron que engloba a personas en un trabajo indispensable para que una ciudad se mantenga limpia. A continuación, una fracción de la historia de dos misioneras, madres, que trabajan como agentes sanitarias y a su vez estudian por amor a sus familias. 

Por Gustavo Ortega

Son compañeras de trabajo. Su misión es recolectar residuos domiciliarios. Viajan en los camiones ploteados con los animales de Misiones. Los contenedores en los barrios, sus grandes aliados. María Ugenia Silva y Gabriela Rodríguez son las protagonistas de esta nota. Desafíos de un trabajo que antes era exclusivo de hombres. Ellas lo afrontan con responsabilidad y compromiso.

Con tan solo un recorrido por día, los recolectores evitan la propagación de cientos de plagas y con ello enfermedades transmitidas por las mismas.

Pese a su importancia, para muchos ciudadanos pasa desapercibido el trabajo de los agentes sanitarios y el rol que tienen en una ciudad. Detrás y al frente de cada camión recolector existen personas como María Ugenia Silva, quien con 27 años es la encargada de conducir el camión colosal, mientras mantiene a su equipo a salvo de los retos del día a día, y cuando por fin cuelga el uniforme se transforma en la madre de dos niños

“Tengo una nena y un varón que tiene una discapacidad. Soy una mamá que nunca se queda quieta, cuando salgo del trabajo voy a mi casa, almuerzo y después me ocupo de los tratamientos de mi hijo”, explicó Silva, mientras detalló que empezó a estudiar psicología para entender y ayudar de otras maneras a su hijo. 

Legado familiar

Entre los rugidos del motor y las indicaciones de sus compañeros listos para el descargue, la empleada municipal contaba que desde chica le interesaron los camiones dado a que su padre se dedicaba a conducir uno. “Justo así como estas vos -le interpela al cronista-, mi papá me subía al camión y recorríamos varios lugares. Siempre me encantó, por eso cuando tuve que enfrentarme con el reto de subir y manejar uno no supuso ningún problema, tengo una gran experiencia con estas máquinas”, dijo.

Con más de cuatro años de experiencia en el rubro, la jefa de escuadrón es la encargada de dirigir a su pequeña brigada -compuesta por tres compañeros- por los distintos almacenes y establecimientos de gran tamaño, recolectando los residuos. “Es necesario que el chofer tenga mucho conocimiento. A la hora de llegar tengo que revisar toda la maquinaria para chequear de que funciona correctamente, y además hay que ser muy precavidos sobre todo por la gente que va atrás”, expresó.

Es necesario que el chofer tenga mucho conocimiento. A la hora de llegar tengo que revisar toda la maquinaria para chequear de que funciona correctamente, y además hay que ser muy precavidos sobre todo por la gente que va atrás

maría ugenia Silva – chófer de camión recolector de residuos

Cuando surgió la pregunta de si recordaba la primera vez que manejó junto con un equipo, entre risas, respondió que fue hace dos años y “sentía miedo” pero, tras las posteriores salidas se fue acostumbrando.

“Muchas veces cuando teníamos que hacer recolección en las chacras, me he dejado a alguien atrás, por temas de comunicación. Pero una vez que conformas un buen equipo de trabajo pasas muchos momentos de risas“, enfatiza.

Ni la lluvia ni los truenos

Silva explicó que no importa que llueva o truene, el camión sigue rodando porque hay un horario y una responsabilidad que cumplir con todos los que utilizan sus servicios: “los rayos, el viento frío y el calor”, enumera todas las inclemencias que deben sortear con profesionalismo y compromiso.

En tanto, Gabriela Rodríguez, compañera desde hace más de un año de Silva, remarcó que el mayor problema no son las tormentas ni los días de calor sino los conductores imprudentes. “Algunas personas no son consideradas” cuando cruzan la calle para recoger los contenedores y el camión en ocasiones “tiene que hacer maniobras quirúrgicas” para poder estacionarse. 

Contenedores, grandes aliados

En contraparte, se alegró porque “la gente está dejando de lado los cestos individuales e iniciaron a utilizar los tachos grandes”, por lo que la recolección se volvió más fácil y segura. “Antes teníamos que bajarnos, agarrar las bolsas y tirarlas al camión, prácticamente corríamos varios kilómetros por día. Además, las bolsas tienen el peligro de que no sabemos lo que hay adentro, a veces cargábamos bolsas con vidrios rotos y eso es muy peligroso”.  

Silva acompañó el pensamiento de su colega,y destacó la implementación de los contenedores negros o verdes. “La gente ya casi no está usando los canastos, usan más el tacho para poner sus residuos y es mucho más fácil, y seguro para los ayudantes. Además el camión está preparado para levantarlos, lo que aligera el esfuerzo físico y evita posibles accidentes al descargarlos”, añadió.  

Pese a que las bolsas ya no representan un fuerte peligro, las recolectoras pidieron tomar conciencia a la hora de separar y tirar los residuos.

El contenedor verde, decorado con el ploteo del mismo color, es exclusivamente para los residuos reciclables. Mientras tanto, el negro, con el ploteo rosa, está destinado a los residuos domiciliarios.

Deben utilizarse exclusivamente para residuos netamente domiciliarios. Para materiales voluminosos como podas, escombros, muebles y/o electrodomésticos, existen los ‘Puntos Limpios’ habilitados para su correcta disposición. Además, es fundamental evitar el desecho de brasas mal apagadas o realizar quemas dentro de los depósitos ya que estos son de material plástico susceptible al fuego.

Los contenedores de residuos son una de las grandes gestiones encarada por el intendente Leonardo “Lalo” Stelatto. Su implementación fue gradual: primero en el centro, luego Villa Sarita, Aguacates, Palomar, y así fue extendiéndose a todos los barrios. Su sistema no solo permite la separación de residuos. También evita que las bolsas se acumulen en el suelo y los perros o gatos sueltos las destrocen.

“Los residuos de los 280 contenedores sustentables, 13 EcoPuntos y 5 puntos limpios acumularon más de 434.000 kilogramos de residuos en tan solo tres años de gestión”, resumió el intendente en marzo de este año en el Concejo Deliberante cuando hizo un balance de gestión.

De recolectora a chef 

Volviendo al tema de las personas detrás del uniforme de recolector, la historia de Rodríguez también merece ser contada, siendo una de las mujeres que se incluyó en el primer grupo de recolección de residuos de la provincia en 2019, en la Base Trincheras, junto a su actual compañera Nahír Brítez y sus antigua colegas Zahira Brítez y Sofía Guerrero

“Primero me inicié como barrendera, después cuando salió el programa de recolectoras me uní al grupo. Las primeras recolecciones las hicimos en Villa Sarita y después nos pasaron a lo que serían las avenidas”, explicó.

El territorio que cubrió el grupo comenzaba por la avenida López Torres, pasando por Mitre hasta llegar a Tierra del Fuego. “El recorrido completo duraba cuatro horas y abarcamos más de cuatro chacras”, detalló. 

Cuando no ejerce el oficio, la recolectora relató entusiasmada que, cumple la labor de madre mientras estudia una tecnicatura en gastronomía. “Me encuentro en el segundo año de la carrera e inclusive a la noche tengo una pasantía”, puntualizó.

Pese a solo ser un fragmento, la historia de Maria Ugenia Silva y Gabriela Rodríguez son ejemplo de que detrás de cada uniforme existe un relato digno de ser contado y admirado, por el rol que cumplen para la limpieza y sanidad en los barrios.

Fotos: Lautaro Barrientos

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