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Written by 7:56 pm Sociedad

Qué se sabe de los restos humanos hallados en la casa que habitó Cerati

Continúan las tareas de investigación por los restos humanos que se encontraron en una casa demolida donde habitó Gustavo Cerati.

Gustavo Cerati volvió al centro de la escena por una curiosa historia que encierra un gran misterio detrás: hallaron restos de huesos humanos en una casa donde vivió. La rutina habitual de una obra en construcción se alteró por completo en el barrio porteño de Coghlan. Obreros que trabajaban en el lote de Avenida Congreso 3742 descubrieron restos óseos humanos mientras excavaban junto a una de las medianeras. El hallazgo obligó a frenar los trabajos. No por problemas técnicos o climáticos, sino porque quedó al descubierto un posible delito: alguien enterró un cuerpo en una propiedad privada, lo cual está expresamente prohibido por la ley en la Ciudad de Buenos Aires.

El predio, donde ahora se levanta un nuevo edificio, alojó en el pasado una casona de dos plantas. Allí vivió entre 2001 y 2003 el músico Gustavo Cerati, según contó Marina Olmi, hermana del actor Boy Olmi y entonces dueña del lugar. La artista recordó que la vivienda funcionó como un punto de encuentro cultural, donde se cruzaron figuras como Charly García, Hilda Lizarazu, Fito Páez y Luis Alberto Spinetta.

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Cuándo se encontraron los restos humanos en la casa de Cerati

El hallazgo se produjo el 20 de mayo. Sin embargo, recién trascendió en las últimas horas. Agentes de la Comisaría Vecinal 12C llegaron tras un llamado al 911. El arquitecto a cargo del proyecto les explicó que, durante una excavación, se desprendió un trozo de tierra de la casa lindera. Entonces quedaron al descubierto lo que parecían ser huesos humanos.

Los policías se entrevistaron también con los propietarios de la vivienda contigua. Estos relataron que antiguamente funcionó una iglesia en ese lugar. Los registros confirman que en Congreso 3748 estuvo la primera sede de la parroquia Santa María de los Ángeles. La capilla pertenecía a la Congregación Capuchina y operó en Coghlan durante años antes de mudarse a su actual dirección en la calle Rómulo Naón.

El fiscal nacional en lo criminal y correccional Martín López Perrando intervino de inmediato. Ordenó interrumpir la obra y solicitó el análisis de los restos al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), institución con experiencia en casos complejos. Fundado en 1984 por el antropólogo estadounidense Clyde Snow, el EAAF colaboró con las investigaciones sobre desapariciones forzadas en Argentina.

“Por el momento no se pudo determinar el sexo. Se sabe que se trataba de una persona joven, menor de 30 años y de una contextura física grande”, indicaron fuentes judiciales. Además, remarcaron que por la ropa hallada en el sitio, se presume que el entierro ocurrió durante la década del 90. El expediente judicial quedó caratulado como “averiguación de delito”, ya que todavía no se determinó si se trató de una muerte natural o violenta.

En cualquier caso, el entierro ilegal implica una irregularidad. Un investigador lo resumió con claridad: “Sea una muerte natural o violenta, hay una irregularidad. No se puede enterrar así a una persona”. En efecto, la ley 4977 sancionada en la Ciudad prohíbe cualquier inhumación fuera de cementerios o destinos de cremación habilitados.

Las tareas de análisis y búsqueda de identidad

Los técnicos del EAAF retiraron los restos y dejaron el lugar bajo consigna policial hasta poder intervenir por completo. El jueves 29 de mayo, los especialistas retomaron las tareas de análisis en el sitio. Luego permitieron que los obreros reanudaran la construcción.

Según los expertos, el estudio antropológico permitirá obtener datos importantes. Entre ellos, sexo, edad estimada, estatura, lesiones previas o al momento de morir, y enfermedades. No obstante, advirtieron que no podrán determinar la fecha exacta de la muerte. Si se hallan marcas compatibles con violencia, podrían aportar pistas sobre la causa del deceso.

También es posible extraer muestras óseas para intentar una futura identificación genética. Para ello, se necesitará una muestra indubitable con la cual comparar el ADN obtenido.

Marina Olmi, quien alquiló la propiedad a Gustavo Cerati, relató que compró la casa a una mujer alemana llamada Olga Schuddekopf. Según le comentó la anterior dueña, antes de funcionar como geriátrico, el inmueble había sido una capilla.

Ahora, el fiscal López Perrando tiene la tarea de desentrañar un misterio que conecta pasado y presente. Mientras el barrio cambia su fisonomía con nuevas construcciones, los rastros del pasado vuelven a emerger desde el subsuelo. La investigación buscará reconstruir quién fue esa persona enterrada en el corazón de Coghlan, qué le ocurrió y por qué terminó sepultada de manera clandestina.

Por el momento, las preguntas siguen sin respuesta. Aunque, con la intervención del EAAF y el avance de los análisis forenses, las autoridades esperan echar luz sobre este hallazgo tan inesperado como inquietante.

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