Los días fríos propios del invierno suelen venir acompañados de un aumento en las enfermedades respiratorias y otros problemas de salud. Durante esta época del año, es fundamental tomar medidas preventivas para proteger al cuerpo de los efectos del frío. Esto se da especialmente en los grupos más vulnerables como niños, personas mayores, personas con enfermedades crónicas y embarazadas.
El frío puede afectar el sistema inmunológico y facilitar la propagación de virus como los de la gripe, el resfriado común o el virus sincicial respiratorio. También puede agravar cuadros como el asma, la bronquitis, la hipertensión y otras afecciones cardiovasculares. Por eso, es importante mantener hábitos saludables que ayuden a fortalecer las defensas del organismo.

Una de las recomendaciones más importantes es mantener una buena ventilación en los espacios cerrados, incluso cuando hace frío. Esto ayuda a evitar la acumulación de virus y bacterias en el ambiente. Se sugiere abrir puertas o ventanas durante algunos minutos al día, especialmente en lugares donde se usan estufas o braseros, ya que también existe riesgo de intoxicación por monóxido de carbono si los ambientes están mal ventilados.
Vestirse en capas es otro punto fundamental. La ropa térmica, los gorros, bufandas y guantes permiten conservar el calor corporal. En lo posible, se debe evitar la exposición prolongada al aire libre, sobre todo en las primeras horas de la mañana o durante la noche, cuando las temperaturas son más bajas.
Alimentación saludable: fundamental para los días fríos
Mantener una alimentación adecuada también es esencial. Durante el invierno, el cuerpo necesita más energía para conservar el calor. Incluir frutas, verduras, legumbres, cereales y alimentos ricos en vitamina C y D contribuye a fortalecer el sistema inmunológico. Además, es importante hidratarse bien, aunque la sensación de sed sea menor en días fríos.
La vacunación cumple un rol clave en la prevención de enfermedades respiratorias. Es recomendable que los grupos de riesgo reciban la vacuna antigripal y, cuando corresponda, la vacuna contra el neumococo y el COVID-19. Estas dosis ayudan a reducir las complicaciones derivadas de infecciones respiratorias y alivian la presión sobre el sistema de salud.

En caso de presentar síntomas como fiebre, tos persistente, dificultad para respirar o dolor de garganta, se recomienda no automedicarse y consultar a un profesional de la salud. El diagnóstico temprano permite un tratamiento más eficaz y previene contagios.
Cuidar la salud en los meses fríos no solo implica protegerse individualmente, sino también adoptar hábitos responsables que ayuden a prevenir la circulación de virus en la comunidad. El autocuidado y la prevención siguen siendo las herramientas más efectivas para atravesar el invierno con bienestar.