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Tañarandy, un patrimonio popular en el sur paraguayo

Una experiencia única de Viernes Santo. El calor popular, los candiles encendidos, los lamentos de los estacioneros y los cuadros vivientes son protagonistas de una tarde-noche única.

Por Diego Gasc

Siete de abril de 2023. Viernes Santo en Paraguay. Es una fecha especial para la comunidad paraguaya, muy apegada a sus creencias, pero sobre todo para los pobladores de San Ignacio Guazú, que desde hace 31 años viven una celebración cargada de emociones, de un enorme despliegue artístico y mucho trabajo en los días previos al famoso Tañarandy: un evento sin igual, que forma parte del circuito turístico de la Semana Santa de ese país.

Tañarandy, o Tierra de los Irreductibles, es una colonia a metros de la ciudad de San Ignacio Guazú, en el departamento de Misiones. Está en el epicentro de la zona sur paraguaya. Cada viernes santo, una multitud copa las calles de la ciudad y forma parte de una procesión de más de dos kilómetros en los que la fe, el fuego, y los cantos sacros se amalgaman creando una sensación única e indescriptible, difícil de comunicar incluso con una cámara. 

Por eso fuimos. Porque queríamos sentir la experiencia. Llegamos a las 16:30, hora local, a una linda urbe, plagada de turistas. En los días previos, con suerte pudimos reservar alojamiento en un ¡motel! local porque la demanda había superado la expectativa como cada año. Este año se esperaba a 25 mil personas de todas partes del país y de países vecinos, como en nuestro caso. 

La Iglesia San Ignacio de Loyola se ubica en el centro de una plaza de la ciudad, es considerada una de las iglesias más lindas del país. 

La primera parada obligatoria fue la Iglesia de San Ignacio de Loyola, una construcción que data de 1932, y emula al anterior templo, terminado en 1694, que se mantuvo en pie hasta la primera década del siglo pasado. Desde esta iglesia partió, como cada Viernes Santo, la llamada Banda Lisa, un grupo musical integrado mayormente por tambores que entonaron una solemne marcha desde el inicio del recorrido hasta su culminación en la Barraca. Seguimos el rumbo de la Banda Lisa por las calles de la ciudad. 

Camino a la Barraca

En un ambiente festivo, aunque de profunda reflexión, los emprendedores aprovecharon para colocar puestos de comida, bebidas, souvenirs, cuadros, remeras, gorros, pulseras, y cualquier bien que pudieran comercializar. Eventos como este, son una oportunidad para movilizar la economía de la región.

Los puestos de venta de souvenirs, remeras, gorras, además de comestibles, forman parte del festejo. 

Tras caminar algunas cuadras, llegamos a la Barraca de Koki Ruiz, punto de encuentro de las movilizaciones y escenario del acto final de esta presentación. Koki es el seudónimo que utiliza Delfin Roque Ruiz Perez, un arquitecto, pintor, dibujante y artista plástico ignaciano, destacado a nivel nacional por su aporte a la cultura del país. Fue el creador de la procesión de Tañarandy, lo que le valió el reconocimiento internacional. 

Una multitud espera la llegada de la Virgen en la Barraca de Koki Ruiz. 

Un momento inolvidable

La procesión de Tañarandy parte desde dos puntos diferentes. Por un lado, seguidores acompañan a la Banda Lisa por la calle Cerro Corá, en un recorrido de unos 700 metros hasta la Barraca. En sentido contrario por la misma calle, la procesión más importante en dimensión va por el Yvaga Rapé (camino al cielo) desde la Parroquia de Tañarandy, en un sendero iluminado por unos 15 mil candiles hechos con cáscaras de apepú (cítrico regional), acomodados en la tierra, y más de 900 antorchas a cada lado del camino. 

Todos colaboran en el encendido de los candiles de apepú y las antorchas. 

Desde el segundo punto de inicio de la procesión, la Virgen de la Dolorosa espera al crepúsculo para iniciar su ida al encuentro con Jesucristo Crucificado (en la Barraca). Miles de estacioneros con antorchas, vestimentas litúrgicas, entonan los purahéi jahe’o (cantos llorosos) mientras escoltan a la Virgen, en un espectáculo único, que moviliza las fibras más sensibles de cada persona que se acerca a vivir el momento. 

La Virgen de la Dolorosa, camino a la Barraca. 

Hacia las 20 horas, cuando la Virgen llegó a La Barraca, nos unimos a las más de 20 mil personas que esperaban frente al gran escenario montado en el lugar. Lo que siguió fue un espectáculo corto pero inolvidable. Casi cien artistas en escena, representaron cuadros históricos como La Última Cena de Da Vinci o el Descendimiento de Cristo de Rubens. Los cuadros vivientes fueron una experiencia única, pocas veces vista en la región, para la cual actores de distintas ciudades aledañas (Itauguá, Capiatá, San Lorenzo, entre otras) trabajaron durante más de 48 horas ininterrumpidas entre prácticas, armado de vestuarios, maquillaje y puesta en escena. 

Artistas de distintas regiones se reúnen previamente para armar los icónicos cuadros vivientes. 

El despliegue de iluminación y música, los coros típicos, los atuendos, las coreografías, la demostración de fe y el ambiente de reflexión hacen de Tañarandy un espectáculo singular, un patrimonio cultural e inmaterial que tiene la comunidad paraguaya. 

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