
Definir las características del nuevo liderazgo emergente de estos tiempos no es tarea fácil, pero podemos ensayar una aproximación: existe un rechazo contundente a aquellos detrás de los cuales se esconden propósitos mezquinos, estrategias exclusivamente partidistas, intereses personales por encima de los colectivos y deseos de revancha. No puede ser creíble un liderazgo levantado sobre el personalismo y la mentira, la promesa fácil, el aprovechamiento fraudulento de las aspiraciones de la población sólo como materia para el discurso y la demagogia.
El nuevo liderazgo está marcado por la generosidad, el trabajo real y efectivo por el bien común, la interpretación cabal de las verdaderas aspiraciones e intereses de las personas, la predisposición y capacidad para proponer desde un sentido estratégico y prospectivo objetivos y metas, sumado a la competencia para expresarlas y materializarlas en planes y acciones concretas, tangibles y realizables.
Transitamos una era en donde la verdadera identificación con el líder sólo puede darse desde la convicción de su honestidad, su generosidad, su claridad frente a los asuntos que involucran los intereses de la ciudadanía, su capacidad para el diálogo, la convergencia para el diálogo y su aptitud para generar escenarios de certidumbre en tiempos donde el caos se ha transformado en un factor condicionante de la paz y la concordia social.
La dinámica de las sociedades actuales ha sucumbido las viejas estructuras de los grandes partidos tradicionales, que han pasado a ser esquemas obsoletos. La heterogeneidad dada en la conformación de las nuevas sociedades y la pluralidad de necesidades e intereses de los diferentes grupos que las integran han generado una gran crisis en los partidos políticos que no pudieron o no quisieron actualizar su doctrina. Lo cierto es que las personas ya no se mueven por ideologías, se mueven por causas. Y esto se debe en gran medida a la dinámica que ha impuesto la sociedad líquida. Los intereses, los problemas, las necesidades van cambiando. Los partidos tradicionales han demostrado su incapacidad de adecuarse a los nuevos tiempos, situación que creó una fractura entre una legitimidad de origen, que da los votos, y una legitimidad de ejercicio que otorga o retira la actuación diaria de aquellos que han sido elegidos para ocuparse de los asuntos concernientes a la ciudadanía.
Ante este escenario, se puede empezar a observar una especie de regeneración democrática que pone en relieve algo novedoso y que el politólogo italiano Angelo Panebianco señala como una fuente fundamental de conflicto en las sociedades actuales, nos referimos al clivaje establishment/antiestablishment, casta/anticasta que enfrenta a la vieja política con la nueva política. En este proceso de reordenamiento político los partidos tradicionales han perdido apoyo, lo que llevó a sus dirigentes a dedicar su tiempo a defender su cargo, sus privilegios y sus cuotas de poder. Tal es así que se han transformado en una agencia de colocación manejada por verdaderas élites que no permiten la participación más allá de sus círculos cercanos.
Diametralmente opuesto es lo que sucede con los nuevos partidos, esos que han sabido interpretar los nuevos tiempos y ajustarse a las demandas de las sociedades actuales. Con un fuerte arraigo en lo local y con la principal premisa de “dar voz a diferentes actores sociales” han logrado la legitimidad de amplios sectores de la sociedad que no sólo se traduce en apoyo, sino también en participación activa. Misiones es el ejemplo más cabal con el Frente Renovador Neo.
Disrupción política
Transitamos un nuevo tiempo político, un cambio de época. Nadie duda de ello. La visión estratégica de Carlos Rovira y la formidable capacidad para leer escenarios ha permitido que la Renovación emprenda un camino marcado por la disrupción política. La apertura del Frente Renovador Neo hacia nuevos actores se traduce en oportunidades de desarrollarse y acceder a lugares de toma de decisiones. Algo impensado en otros espacios políticos manejados por los mismos apellidos y dirigentes de siempre.
El armado electoral del espacio conducido por Rovira representa un giro cualitativo en la oferta electoral provincial. Despojado de prácticas habituales de la vieja política y lejos de repetir fórmulas, la lista renovadora es el reflejo de las demandas sociales de estos tiempos: abre paso a una nueva generación que se incorpora a la política con una mirada moderna, con fuerte vinculación con la innovación, la tecnología, la economía del conocimiento y el trabajo cooperativo.
El diferencial de la propuesta del Frente Renovador Neo está dado por la participación de jóvenes emprendedores, profesionales de distintos rubros, docentes, productores rurales y empresarios pymes. Se trata de personas con experiencia real y concreta que buscan aportar una visión transformadora. La selección de estos hombres y mujeres no fue casual: expresa un nuevo tipo de liderazgo que apuesta al futuro y toma distancia del clasismo partidario, que se cierra en sí mismo y distorsiona el verdadero espíritu participativo político.
En un escenario en donde muchas fuerzas se reciclan con nuevos nombres, colores y eslóganes detrás de los mismos de siempre, la Renovación ostenta su formidable capacidad de regeneración, de convocatoria permanente y de ampliación de su base de representación hacia nuevos actores que buscan ser los protagonistas de un futuro mejor.
Conducción sólida
Tiempo atrás, en una reunión de dirigentes del Frente Renovador Neo, el presidente de la Cámara de Representantes, Oscar Herrera Ahuad, consideró que “la conducción, el orden en la política, la respuesta hacia una línea que genera certezas y genera confianza es el modelo que se impone en una sociedad, no hay posibilidad que la sociedad empatice con alguien si no hay confianza. Y esa confianza se da en la política cuando hay una conducción sólida”. En dicha oportunidad, sostuvo que los dirigentes renovadores tienen la bendición de la historia de haber nacido políticamente en ese espacio y con la conducción de Carlos Rovira, alguien que siempre tiene la palabra justa y da certezas respecto hacia dónde hay que ir.

El 1° de mayo, además de haber marcado la apertura del período de sesiones ordinarias del Parlamento Misionero, también fue el día en que la militancia, los candidatos de todos los sublemas y las familias que llegaron desde el interior de la Provincia se volcaron a la plaza situada enfrente de la Legislatura para demostrar que el proyecto político está vivo y que hay futuro. La figura de Carlos Rovira no pasó desapercibida, fue el centro de atracción en medio de una importante columna de militantes que aprovecharon la oportunidad para saludarlo, demostrarle su afecto y convertirlo en receptor de esa particular energía que generan sólo aquellas figuras con el magnetismo del conductor de la Renovación.
El trato hacia Rovira fue el de quien se percibe como el arquitecto de un esquema político que trasciende los nombres. Al igual que los sherpas, figuras vitales para cualquier expedición al Everest, se ha convertido en un guía que sabe transitar los caminos principalmente en momentos difíciles, de crisis, de incertidumbre, de tormentas. “Hay problemas a veces que tienen solución pensando un escalón más arriba y es allí donde está la gente de Misiones y ese es el desafío y posibilidad de ir resolviendo a la nuestra el problema”, expresó Rovira hace un tiempo, apelando al pensamiento de Albert Einstein y su Teoría de la Relatividad.
Es que dentro del paradigma vigente en aquella época la ciencia no avanzaba. Fue así que la teoría de Einstein modificó radicalmente las antiguas representaciones de la física clásica sobre el espacio y el tiempo.
Había que pensar en otra dimensión para cambiar el paradigma. Esa es la referencia que hizo el conductor de la Renovación Neo para poner luz sobre la significación política de la renovación.
Fue así que el líder renovador alumbró el camino para que Misiones pueda superar en su momento el escollo de la grieta que destruyó el tejido social de la Argentina y lo condujo hacia un lugar superador. En la provincia reina la paz social y la concordia.
El liderazgo de Carlos Rovira responde a la noble estirpe de quienes abrazan la política con visión integral de sociedad y ajustan su conciencia a los meridianos aleccionadores de la realidad y de la historia. En uno de sus habituales análisis de la realidad política manifestó de manera contundente y con gran claridad: “a mí siempre me importó la sociedad, como integrante y como espacio social mayor. La vida en sociedad es uno de los mayores desafíos que tenemos todos. Hay que saber compatibilizar los ánimos de la sociedad. Yo particularmente no encontré y no encuentro una cosa mejor que el silencio. El silencio es el bálsamo más respetuoso para todo el mundo. Me gusta observar, aprender permanentemente y les aseguro que de todo se saca un aprendizaje, que no significa resignar nada, todo lo contrario”.
En la actualidad, el sherpa misionero es un faro de referencia para una nueva generación de jóvenes dirigentes que ven en su excelsa figura el camino a seguir.
La escena del 1° de mayo dejó un nítido mensaje: la Renovación es una fuerza política que no está encerrada en un ciclo, sino que se proyecta y no le teme a la renovación real, al contrario, la promueve. En tiempos de incertidumbre, en donde predomina el ruido, quienes saben leer el espíritu de época tienen ventaja.
(*) Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Especializado en Comunicación de Gobierno y Electoral. Becario de la Fundación Konrad Adenauer (Alemania) y del Centro de Análisis y Entrenamiento Político (Colombia).