El arte que floreció en pleno corazón de Misiones durante la primera edición de la Bienal Cainguás, realizada en diciembre pasado en Aristóbulo del Valle, llega ahora a la capital provincial para presentarse en el Museo Provincial de Bellas Artes Juan Yaparí. Desde este miércoles 18 de junio, se podrá visitar la muestra de esculturas creadas durante ese evento, en una exposición que estará abierta hasta el 13 de julio en calle Sarmiento 1885, Posadas.
La inauguración está prevista para las 19 horas y marca el inicio de una gira provincial que llevará estas obras a distintos puntos de Misiones: primero a la Facultad de Arte y Diseño de Oberá, y luego a Eldorado y Puerto Iguazú.
Las esculturas de la selva, ahora en sala
Lo que diferencia a estas esculturas de otras muestras tradicionales es su origen: fueron concebidas y realizadas en vivo, al aire libre, durante cuatro días de intensa labor creativa en la Plaza Libertad de Aristóbulo del Valle. A la vista del público, escultores y escultoras moldearon madera y hierro en obras cargadas de significado, con un fuerte diálogo con el paisaje misionero y su gente.
La Bienal Cainguás retoma una experiencia artística que se vivió en los años 90 en Leandro N. Alem, cuando la provincia fue sede de simposios de escultura al aire libre. Esta nueva edición renueva aquel espíritu, combinando arte, naturaleza, educación y participación comunitaria. Además de las esculturas, la Bienal incluyó talleres, charlas sobre conservación ambiental y espectáculos culturales, logrando así un encuentro transversal entre artistas, estudiantes y público general.
Cinco esculturas, cinco historias
La muestra que se presenta en el Yaparí reúne cinco piezas seleccionadas entre más de 20 proyectos. Cada obra fue premiada o reconocida por su originalidad, contenido y técnica, y juntas ofrecen un panorama del talento regional y la diversidad de miradas en torno a la naturaleza, la cultura y la resiliencia.
La escultura “Ritmo de lo Vivo”, de Francisco Gustavo López, recibió el premio del jurado. Esta obra representa un entramado de formas orgánicas que evocan el equilibrio ecológico de la región y la relación simbiótica entre naturaleza y cultura. En su lenguaje plástico, López logra captar la energía vital que fluye en la selva misionera.
Por su parte, el Premio del Público fue para “Resiliencia”, de Tanya Micaela Muller. Su propuesta transmite un mensaje poderoso sobre la capacidad de regeneración de los ecosistemas, en una pieza que dialoga con el sufrimiento ambiental pero también con la esperanza.
Yohana Pedrozo recibió una Mención Especial por su obra “Paréntesis”, donde combina elementos naturales y símbolos del lenguaje en una reflexión íntima sobre el entorno. La escultora logra interpelar desde lo pequeño y lo sutil, creando un paréntesis en el tiempo y la percepción cotidiana.
Completan la selección las esculturas “La naturaleza fragmentada”, de Carla Antonella Fleitas, que explora el impacto humano en los ciclos naturales, y “Simple inicio”, de Silvana María Kelm, una obra que evoca la semilla como símbolo del comienzo y del potencial oculto.
Estas esculturas son, al mismo tiempo, testimonio de una práctica artística colaborativa y manifiesto ambiental. En ellas, la madera y el hierro —materiales nobles, resistentes, transformables— se convierten en metáforas del territorio, la memoria y la capacidad de resistir y crear.
Una bienal que deja huella
La Bienal Cainguás fue organizada por la Municipalidad de Aristóbulo del Valle con el apoyo de diversas instituciones como la Secretaría de Estado de Cultura de Misiones, la Dirección de Turismo, la Fundación Urunday, la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Misiones, además de contar con jurados invitados de la Bienal del Chaco y la Fundación Icomos Argentina.
El proyecto se consolidó como un evento cultural significativo en el calendario misionero, no solo por su propuesta artística, sino también por su impacto social y educativo. Durante los días de la Bienal, cientos de estudiantes participaron de actividades pedagógicas, mientras vecinos y visitantes pudieron presenciar el proceso de creación de las obras.
En este marco, la exposición itinerante busca mantener viva esa experiencia, acercando a otras comunidades el espíritu participativo, reflexivo y transformador del arte. Cada parada en el recorrido provincial permitirá seguir tendiendo puentes entre el arte contemporáneo y el entorno natural, promoviendo una mirada sensible sobre el territorio misionero.
La muestra en el Museo Yaparí representa así una oportunidad para reencontrarse con ese momento inaugural, para quienes no pudieron viajar a Aristóbulo del Valle, y también para proyectar un nuevo modo de entender el arte público: como una herramienta de encuentro, de transmisión de valores y de compromiso con el presente.
En tiempos donde la sensibilidad colectiva necesita estímulos que inspiren, emocionen y despierten conciencia, la Bienal Cainguás y su exposición itinerante se presentan como un acto poético y político a la vez. Un llamado a mirar la selva, la comunidad y la creación con nuevos ojos.
La entrada a la muestra es libre y gratuita, y estará abierta de martes a domingos. Una invitación a detenerse, observar y dejarse transformar por la fuerza del arte.
