Hoy 20 de junio de 2025 el hemisferio sur atravesará un nuevo solsticio de invierno. Marcará el inicio astronómico de la estación más fría y el día con menos horas de luz solar del año.
El evento se producirá exactamente a las 23:42 h en Argentina. O a las 02:42 h del 21 de junio en Tiempo Universal Coordinado (UTC), según datos del Servicio de Hidrografía Naval (SHN).
¿Qué ocurre durante el solsticio de invierno?
Durante este momento, el Sol alcanza su punto más bajo en el cielo. Lo que genera una duración mínima del día y una noche más extensa. Esta condición es resultado directo de la inclinación axial de la Tierra, que es de 23,44 grados respecto a su órbita alrededor del Sol.

Contrario a una creencia común, este fenómeno no se debe a la distancia entre la Tierra y el Sol, sino a la manera en que los rayos solares inciden sobre cada hemisferio durante el año.
Un momento clave en el calendario astronómico
El término “solsticio” proviene del latín solstitium, que significa “Sol inmóvil”. El nombre alude a la aparente detención del movimiento solar en el cielo durante esos días.
En el caso del solsticio de junio, el Sol se ubica sobre el Trópico de Cáncer, lo que beneficia al hemisferio norte con su día más largo. En contraste, en el hemisferio sur ocurre lo inverso: el Sol describe un arco más bajo y ofrece la jornada con menor luz del año.

A partir del 20 de junio, los días comienzan a alargarse progresivamente, sumando minutos de luz hasta llegar al solsticio de verano en diciembre. Esta alternancia estacional es una de las consecuencias más visibles del movimiento de la Tierra y su inclinación estable.
Solsticio de invierno: por qué cambia de fecha
El solsticio no sucede siempre en el mismo día ni a la misma hora. Esta variabilidad se explica por la diferencia entre el año calendario (365 días) y el año trópico, que es el tiempo real que la Tierra tarda en completar una órbita: 365 días, 5 horas y 49 minutos.

Dicha desincronización exige ajustes como los años bisiestos, y provoca pequeños desplazamientos en los equinoccios y solsticios.
Impacto climático y cultural
Durante el solsticio de invierno, el descenso de la radiación solar provoca una caída de la temperatura media, marcando el inicio del invierno desde el punto de vista climático y astronómico. Esta transición se extenderá hasta el 22 de septiembre, cuando ocurra el equinoccio de primavera, momento en que el día y la noche volverán a igualarse en duración.

Además de su importancia científica, el solsticio posee un fuerte significado cultural. Diversas comunidades del hemisferio sur lo celebran con rituales ancestrales como el Inti Raymi en los Andes o el We Tripantu entre los pueblos mapuche. En estas tradiciones, la noche más larga del año simboliza un nuevo comienzo, no un final.
Una estructura confiable en un mundo cambiante
El solsticio de invierno es más que un marcador de estación: es una prueba del orden natural, una confirmación de que la Tierra mantiene su curso y su ritmo a pesar de los cambios en la superficie. En un contexto global de transformación climática, estos eventos astronómicos ofrecen una referencia estable, conectando el presente con ciclos que han regido la vida durante milenios.

El 20 de junio de 2025, cuando la luz toque su punto más bajo y el frío se intensifique, el cielo volverá a cumplir con su cita. Y con ella, se abrirá un nuevo capítulo en la historia cíclica del planeta.