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Salud, innovación y progreso: el lado científico de la Ley de Bioinsumos

El mercado agrícola a favor de los bioinsumos crece de manera descomunal en un mercado que pronostica para 2025 ganancias superiores a los US$3.000 millones. En este marco Misiones hace historia dentro de la regulación para el fomento de productos orgánicos en las chacras. La científica miembro del Instituto de Tecnología Agroindustrial del Noroeste Argentino (ITANOA), Nadia Chalfun, profundiza en el tema. 

Generando una marca en la historia de la agricultura y, a la par, un sobresalto en el mismo, Misiones se convirtió hace unas semanas en la primera provincia en brindar herramientas para la utilización de productos orgánicos en las chacras. De esta manera, los alimentos elaborados por los productores locales serán más sanos y no dañarán al ambiente.

“Los bioinsumos surgen como una alternativa para sustituir paulatinamente a los de síntesis química. Entre las ventajas más importantes podemos decir que son biológicamente degradables, son prácticamente inocuos para la salud humana y animal, no producen daño en el medioambiente y son económicamente rentables”, explicó la científica miembro del Instituto de Tecnología Agroindustrial del Noroeste Argentino (ITANOA), Nadia Chalfun.

El ITANOA es una Unidad Ejecutora de doble dependencia entre el CONICET y la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), la cual se sustenta en Proyectos de Desarrollo Tecnológico y Social (PDTS), uno de los cuales aborda la temática sobre bioinsumos en la que desarrollan insumos agrícolas de origen biológico, provenientes de microorganismos como bacterias y hongos, o bien elaborados a partir de compuestos y extractos de origen vegetal o microbiano, los cuales todos tienen un efecto benéfico en la producción agroindustrial.

“En el marco de este proyecto, las principales aplicaciones biotecnológicas que abordamos se originan a partir de la demanda de los sistemas productivos y están orientadas a conseguir un incremento de la resistencia de los cultivos frente a enfermedades y plagas, promover el crecimiento vegetal y aumentar la tolerancia a sequía y salinidad”, detalló Chalfun. 

Desde 2002, la científica Chalfun investigó el mundo de la biotecnología. Asimismo, colaboró con varias entidades a nivel nacional e internacional. Los resultados de su trabajo han permitido desarrollar grandes avances en el campo de los bioinsumos, al igual que en la agroindustria a nivel mundial.

Un gran ejemplo de esto fue la creación de un bioinsumo agrícola formulado a partir de un principio activo de origen fúngico inductor de la defensa vegetal. Este proyecto fue validado y aprobado en más de 16 países de los cinco continentes, entre los que se destacan Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Rusia, Chile, México, Perú, Brasil y varios países miembros de la Unión Europea. 

El bioinsumo registrado en SENASA ha sido recientemente liberado al mercado y actualmente se están produciendo los primeros lotes para la comercialización. Estos resultados dieron origen a publicaciones científicas que han sentado precedentes en el desarrollo de una estrategia biotecnológica que permita diseñar bioinsumos agrícolas con efecto bioestimulante basados en la activación de la defensa por moléculas derivadas de microorganismos patógenos.

La agricultura está cambiando en el mundo

El pasado jueves 22 de junio, la Cámara de Representantes de la provincia sancionó la Ley de Promoción de Bioinsumos. La normativa fue noticia a nivel nacional ocupando las portadas de todas las revistas online dedicadas a la agroindustria, la innovación y el ambiente. 

En este punto, Chalfun expuso que “el mundo de la agricultura está cambiando a favor de la adopción de estas tecnologías que sean de bajo impacto ambiental. Por el cambio climático, el calentamiento global, y las exigencias de los mercados internacionales son cada vez mayores en relación a la residualidad de los productos químicos, por lo que las legislaciones de los países tienen que acompañar ese proceso”. 

Cabe recordar que previamente el Gobierno junto a la empresa fabricante de bioinsumos Agrosustentable han trabajado en varias campañas para fomentar estos productos orgánicos a los productores locales, enseñándoles cómo utilizarlos y capacitando a las nuevas generaciones sobre el tema.

Por su parte, el presidente de la Cámara Argentina de Bioinsumos (CABIO), Roberto Rapela, destacó la decisión de la provincia de impulsar la ley. “No conozco ninguna otra provincia Argentina que haya tomado la iniciativa de Misiones. A los ojos de la Argentina y del mundo se va a posicionar muy bien. Planificando, además una transición progresiva”.

En un marco más internacional, Rapela explicó que “el crecimiento en el uso de bioinsumos en el mundo es imparable y no tiene vuelta atrás“. En este sentido, detalló que en Europa el uso de productos de origen natural creció por encima del 25%, debido a la demanda cada vez mayor del mercado y los consumidores que exigen alimentos saludables.

Este aumento se demostró durante el 2020, periodo en donde los productos biológicos que se usan para proteger a los cultivos de plagas, enfermedades y hierbas, alcanzaron los US$813 millones, un boom para el sector. 

Según algunos analistas internacionales la cifra subirá a US$1.680 en 2025 para cerrar en US$3.435 millones en 2029. Con ello, América Latina liderará el crecimiento global y pasaría a ser el segundo mayor mercado global de bioinsumos. Dadas sus proyecciones, solo este año el mercado debiera cerrar con una facturación sobre los US$1.100 millones en bioprotección.

En tanto, Chalfun destacó que “En algunos países de Europa se prioriza la producción orgánica, libre de agroquímicos, y acá en Argentina existe un manejo integrado mixto. Los productores están empezando a incorporar los bioinsumos con más aceptación”.

El beneficio de lo complejo 

En este marco, Chalfun destacó algunas de las ventajas del uso de bioinsumos, en el marco agrícola convencional de los suelos argentinos:

• Contribuyen a suplementar y fortalecer los servicios ecosistémicos necesarios para mejorar la eficiencia agropecuaria y los rendimientos de forma sustentable, tanto en producciones intensivas como extensivas. 

• Mayor especificidad por lo que se minimiza el riesgo de generar resistencia genética en las plagas. 

• Son insumos biodegradables que no dejan residuos tóxicos en el ambiente y su utilización no implica riesgos para la salud de los productores ni de los consumidores.

• Permiten obtener productos agroalimentarios de calidad, agregando valor en origen en las diversas economías regionales, ya sea tanto para producciones convencionales como para las que presentan atributos de calidad específicos (por ejemplo, la producción orgánica).

• Contribuyen al mantenimiento e inserción de las producciones en los mercados (particularmente los internacionales) y a la aceptación de los consumidores, ante la demanda de alimentos obtenidos de forma ambientalmente sustentable.

• Los Bioinsumos constituyen un componente fundamental para el desarrollo de una actividad agropecuaria sustentable, en particular, a nivel intensivo.

Como desafíos, la experta destacó el trabajo que requieren los productos orgánicos, cuya atención, manipulación y aplicación garantiza resultados exitosos en un almacenaje correcto. Un ítem que el Ministerio de Agricultura junto a Agro Sustentable lo consideraron con la puesta en marcha de diferentes programas de educación y acompañamiento, como fue resaltado anteriormente.

“No hay una cultura de los bioinsumos como ocurre en otros países. Para facilitar el desarrollo, promoción y adopción exitosa de los Bioinsumos”, remarcó Chalfun, mientras sostenía que los bioinsumos “requieren del acompañamiento por parte de todos los actores involucrados en las cadenas agroproductivas, tanto del sector privado, del sector público como de los consumidores”, explicó. 

En contraparte, la científica explicó las consecuencias que trae la aplicación de insecticidas, herbicidas o fungicidas de origen químico en las plantaciones, el ambiente y en consecuencia el humano:

• Contaminación y deterioro de suelos, del agua y del aire.

• Afecta directa e indirectamente a la salud humana.

• Persistencia de compuestos tóxicos en los alimentos.

• Reducción de la biodiversidad del medioambiente.

• Proliferación de organismos resistentes.

Para finalizar Chalfun afirmó que el traspaso de los agroquímicos de síntesis química a los de origen biológico es inevitable en un mercado futuro, dado a las ventajas que estas mantienen. “Los efectos son notorios, y el mundo los exige. Faltaría acompañar este proceso con implementación de buenas prácticas de uso y los mecanismos que controlan su uso. Aún hay mucho camino por recorrer” en el país y en el mundo.

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