El 9 de julio no solo se celebró la independencia argentina. También fue el día en que Kenya, la última elefanta en cautiverio del país, alcanzó finalmente su libertad. Tras siete años de preparación y cinco intensos días de viaje desde Mendoza, la elefanta llegó al Santuario de Elefantes de Brasil (SEB), donde comenzará una nueva etapa de su vida, en un entorno natural que nunca antes conoció.
El traslado de Kenya implicó recorrer 3.600 kilómetros por rutas argentinas y brasileñas. Viajó en un camión especialmente adaptado, acompañada por su cuidador y dos veterinarios del santuario. El cruce fronterizo se hizo por la Aduana de Puerto Iguazú, donde en solo dos horas se validaron los documentos necesarios y se autorizó el ingreso del animal al territorio brasileño.


“Kenya va a poder estar con otros elefantes, oler pasto húmedo y moverse con libertad”, expresó Ignacio Haudet, director de Biodiversidad y Ecoparque, quien acompañó a la elefanta durante todo el trayecto. La acompañaron también Scott Blais, fundador del SEB; la veterinaria Trish London, especializada en elefantes; y su entrenador, Marcos Flores.
Kenya tiene 44 años y pasó casi toda su vida encerrada. Llegó a Mendoza en 1985, con solo cuatro años, producto de un convenio con el zoológico alemán Tierpark Hagenbeck. Desde entonces vivió en cautiverio, sin la posibilidad de interactuar con otros de su especie ni desplazarse en espacios abiertos.
El viaje fue planificado bajo estrictas normas internacionales de bienestar animal (CITES), y el entrenamiento de Kenya se hizo mediante refuerzo positivo, respetando su voluntad y minimizando el estrés. Hace unos meses, un intento anterior de traslado fracasó porque Kenya se negó a subir al contenedor. Esta vez, en cambio, viajó tranquila, comió frutas y durmió bien. Al llegar, la recibieron con jugo de coco.
El santuario, ubicado cerca de Cuiabá, en el estado de Mato Grosso, ofrece más de 1.500 hectáreas de monte, matorrales y pastizales, distribuidos en recintos de entre 40 y 400 hectáreas. Allí, Kenya convivirá con otros elefantes y recibirá atención veterinaria durante toda su vida.
Leandro Fruitos, de la Fundación Franz Weber, destacó que con esta mudanza se cierra un ciclo de 136 años de elefantes en cautiverio en Argentina. Antes de Kenya, ya habían sido trasladadas al mismo santuario las elefantas Pocha y Guillermina en 2022, aunque la primera murió meses después por tuberculosis.
Desde el Ecoparque mendocino aseguraron que el traslado “representa un avance enorme en la protección y el compromiso con los derechos de los animales”. Y para muchos, este 9 de julio quedará marcado como el día de la verdadera libertad de Kenya.