La radio está muerta, o casi. Esto lo afirmó Mario Pergolini ante Andy Kusnetzoff dos años atrás. Con esa frase impacto interpelé a los ingresantes de la cohorte 2024 de la Licenciatura en Comunicación Social cuando surgió la consulta de una alumna sobre este medio en cuestión.
Desconozco si tendrá un futuro tan apocalíptico. Tal como lo dijo el ex conductor de CQC y actual dueño de Vorterix, la radio así como fue concebida inicialmente (fugaz, secuencial e incluso unidireccional) está camino a desaparecer. Lo que la sociedad conserva es el interés de escuchar una voz que haga de compañía, ya en nuevos formatos. Todo indica que la transmisión streaming copará la parada. Aunque en una provincia como Misiones con una marcada ruralidad en un tercio de su población, así como pueblos y ciudades pequeñas, la radio todavía pisa fuerte bajo la primacía de lo local.
Pero más allá de lo que pase con este medio, lo interesante es repensar en general el amplio espectro de posibilidades para comunicar que hoy tenemos. De hecho, estas líneas son escritas desde un celular que también puede sacar buenas fotos, conectarse a Internet e incluso subir esta nota a la web. Todo desde cualquier rincón del mundo. El límite está en la imaginación.
Actualmente la Licenciatura en Comunicación Social es una profesión que está constantemente marcada por los cambios tecnológicos. Hoy más que nunca. Podría escribir unas palabras claves a un chat gpt, y me libero de hacer esta misma nota, con solo usar la inteligencia artificial. Obviamente que no tendría mi impronta ni mi espíritu, pero técnicamente estaría bien redactada. Ese es justamente uno de los grandes desafíos que nos enfrentamos en este siglo.
En este contexto, la Licenciada en Letras, Tatiana Galeano, da un aporte que vale la pena compartirlo: “La importancia de las habilidades blandas, aquellas que la IA y los avances tecnológicos en telecomunicaciones no pueden reemplazar: la ética profesional y la integridad de los valores humanos; la creatividad para gestionar estas nuevas plataformas en forma original; el pensamiento crítico para discernir qué es novedoso, qué es noticia y cuáles son los intereses de las audiencias; el razonamiento y la voluntad para producir contenidos con nuevas herramientas; el espíritu y sus emociones para poder apelar a los sentimientos y generar experiencias con lo que contamos; el amor y pasión por la profesión, ese ímpetu que nos mueve a brindar información y que distingue nuestros productos culturales de los meramente técnicos”.
Sin dudas todo cambió. Solo basta comparar con mis épocas de estudiante: ya no se precisa una cámara VHS para filmar, tampoco un grabador con casette para registrar audios, o tener que ir a un ciber para redactar las consignas. Sí, ya se, se me cae el DNI. Hoy las plataformas y ofertas laborales son muy variadas. Por eso es importante que sean usadas por profesionales. De ahí la importancia de la capacitación. Esta es la sociedad del conocimiento, que constantemente interpela con nuevos formatos y saberes. La comunicación está más viva que nunca. Y así también debe ser la voluntad de aprender.
*Periodista. Licenciada en Comunicación Social. Magíster en Políticas Sociales.
