La yerba mate y la cultura matera fueron parte de tres jornadas a pleno en el Mercado Argentino de Productos y Productores Agroalimentarios (MAPPA).
El pasado fin de semana la yerba mate fue protagonista en el evento gastronómico que duró tres días y reunió a más de 350 productores de todo el país. Junto a otros 7.000 productos, vecinos y turistas, disfrutaron del Mercado en el predio ubicado en las calles Matienzo y Zapiola, en el barrio de Colegiales.
El Mercado Argentino de Productos y Productores Agroalimentarios ofreció además propuestas gastronómicas desde $1000 de reconocidos chefs. Charlas y talleres de cocina, jornadas de capacitaciones. Y un espacio de intercambio y rondas de negocios para los productores.
La yerba mate se lució en este evento que acerca a pequeños, medianos y grandes productores de alimentos argentinos con la industria gastronómica. Con el respaldo del INYM, el sector fortalece las relaciones comerciales.
Allí estuvieron y afianzaron vínculos con los consumidores, representantes de las marcas de yerba mate Sol y Lluvia, que se caracteriza por ser de tipo “barbacuá”, derivado de las técnicas utilizadas por los guaraníes. La marca Fidel, que combina la moringa con la yerba mate orgánica; Don Bosco, artesanal; Guayaki, orgánica cultivada en los montes del norte de Misiones; Progreso, de pequeños productores cooperativistas.
También As de Bastos, cien por ciento misionera con buenas prácticas de manufactura; Verdeflor, con hierbas serranas; Mate and Co, orgánica de molienda especial y Kalena, agroecológica, de emprendimiento familiar.
Y un lugar destacado para la yerba Dulce Beso, que fue distinguida en una publicación del diario El Cronista como uno de los cinco productos imperdibles para comprar en el Mappa.
“Dulce beso es un proyecto de elaboración de yerba mate que cuenta con una tradición de más de 100 años. Fue el bisabuelo de Jorge Butiuk -hoy a cargo de la marca- quien en 1920 comenzó a producir yerba mate en sus plantaciones de la provincia de Misiones. Por aquellos tiempos, la provincia cedía 50 plantines de yerba mate a los inmigrantes que llegaban a la zona de Azara, y algunas familias, como la de Jorge, supieron aprovechar esta oportunidad”, describió el medio porteño.
Y añadió: “Los Butiuk continuaron plantando yerba mate hasta que en 1942 Miguel, abuelo de Jorge, habilitó oficialmente un secadero propio. A partir de 1995 comenzaron a envasar su propia yerba mate, abarcando así el proceso completo desde el cultivo hasta el envasado, pasando por el secado y el estacionamiento del producto. Hoy en día, Dulce beso cuenta con más de dos años de estacionamiento natural antes de salir al mercado. Utilizan el sistema de secado barbacuá, un proceso lento y delicado inspirado en métodos que ya usaban los guaraníes hace casi medio siglo”.
