Una nueva tendencia de consumo tomó fuerza en Argentina desde fines de 2024: importar productos directamente desde el exterior, con entrega vía courier. Este hábito, antes limitado a un nicho de compradores frecuentes de tecnología o indumentaria, se transformó en un canal masivo gracias a cambios normativos, un tipo de cambio favorable y la expansión de plataformas digitales.
Durante los primeros cuatro meses de 2025, la Secretaría de Comercio contabilizó más de 400.000 envíos por servicios de courier, por un valor total que rozó los USD 60 millones. La cifra evidenció un crecimiento sostenido desde diciembre de 2024, cuando las operaciones llegaron a USD 10 millones, y se dispararon a casi el doble en enero.
El aumento se apoyó en las modificaciones introducidas por el Gobierno a través de la resolución general 5608/2024 y el decreto 1065/2024. Estas medidas ampliaron el límite del valor FOB de USD 1.000 a USD 3.000 por operación y eximieron del pago de aranceles a los envíos de hasta USD 400, con un máximo de cinco compras anuales por persona.
El alcance del servicio courier y su irrupción en el consumo
El impacto no solo alcanzó a consumidores individuales. También pequeñas empresas comenzaron a utilizar el sistema simplificado para acceder a insumos, bienes intermedios o productos para reventa. La baja del dólar oficial y las promociones de plataformas como Amazon y Mercado Libre contribuyeron a sostener la demanda.
Los productos más importados provinieron de los rubros de electrónica, bienes de capital y consumo. Entre ellos, se destacaron las computadoras, prendas de vestir y juguetes. También aumentó la demanda por maquinaria, calzado y equipos eléctricos.
El fenómeno exigió una rápida adaptación del sistema logístico. Aeropuertos Argentina Cargas anunció la ampliación del espacio de procesamiento en Ezeiza y el traslado futuro a una nueva Terminal Única de Courier, con una inversión de USD 6 millones. Aerolíneas Argentinas relanzó su servicio puerta a puerta desde Miami y Andreani GlobalPack amplió su capacidad operativa con tecnología aplicada al proceso de nacionalización.
Desde el punto de vista comercial, el Gobierno también promovió un régimen de comercialización simplificada para los productos fabricados en Tierra del Fuego. Este sistema busca reducir costos logísticos y fiscales, facilitando el ingreso de artículos fueguinos al resto del país mediante una operatoria más ágil. El objetivo es sostener la competitividad frente al aumento de las importaciones personales.
Preocupación en los sectores industriales
Sin embargo, la apertura generó preocupación en algunos sectores industriales. La competencia directa con artículos importados, muchas veces más baratos, presionó los márgenes de producción local. Los fabricantes comenzaron a analizar ajustes en precios, estrategias de venta y estructuras operativas para sostenerse en un mercado más abierto.
El fenómeno también mostró cambios en el perfil del consumidor. La desaceleración de la inflación a partir de febrero aumentó el poder adquisitivo relativo de algunos sectores. La percepción de que los productos locales mantenían precios elevados en comparación con los valores internacionales impulsó la búsqueda de opciones en el exterior.
Mientras tanto, el comercio internacional de bajo volumen y alta frecuencia —característico del canal courier— se consolidó como un nuevo eje en el consumo argentino. Esta modalidad ya no se limita a artículos de lujo o compras esporádicas, sino que empieza a formar parte del repertorio habitual de consumo de miles de personas.
El desafío para adelante será equilibrar esta expansión con el desarrollo productivo interno. A medida que crece la demanda de productos importados, se vuelve clave sostener una política que garantice competitividad y sostenibilidad a largo plazo.
