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La mejor peor elección

Un 30 de junio de 1999 Emanuel Ginóbili fue seleccionado por los San Antonio Spurs en la posición 57 del draft de la NBA, anteúltima posible clasificación de ese año. En la temporada 2002 – 2003 comenzó a escribir una historia de ensueño para un jugador extranjero. Los cuatro anillos de campeón, premios individuales y pase reciente al salón de la fama le dieron el visto bueno a Popovich.

Por Santiago Sanabria*

El destino pareciera haberle dicho “tomá, escribí tu propia historia, pero hacela grande, soñada y sobre todo, dale la posibilidad a miles de saber que los sueños, si los buscamos despiertos, son mucho más que eso”. Un día después de que el comisionado de la mejor liga de básquet del mundo mencionara su nombre se pudo enterar leyendo el diario. Él no siguió la transmisión de la selección porque siquiera sabía que lo podían elegir. 

El ganador de 5 anillos con la franquicia texana, Tim Duncan llamó esa misma noche al head coach Greg Popovich y le preguntó “¿Quién es ese al que acabamos de seleccionar?”, la respuesta del entrenador fue simple, “te va a encantar su juego”. Años después de ser drafteado por los Spurs -particularmente en 2002- comenzó a hacer estremecer a la NBA. 

En su debut, y con una mala pronunciación de su apellido, los comentaristas de la transmisión explicaron que estaba a punto de tener sus primeros minutos. Aunque dentro del comentario, recordaron que Manu fue quién lideró al equipo argentino a vencer a los Estados Unidos en el Mundial de Indianápolis ese mismo verano del hemisferio norte. 

“Hey Bruce, ¿quién es el blanquito?”, preguntó Kobe Bryant al alero y compañero de equipo del argentino Bruce Bowen solo dijo “ya lo verás”. De ahí en adelante, la admiración de la máxima estrella de los Lakers por Ginóbili fue inmensa.

Por su determinación a la hora de jugar, su inteligencia, lo que era capaz de hacer desde los números -puntos, asistencias, robos, tapones o rebotes- y en especial por lo que distinguió a Manu toda su carrera, ser el jugador con la mayor mentalidad ganadora de todos los tiempos, por sobre el mismo Kobe o inclusive Michael Jordan. 

En esa primera temporada fueron campeones, venciendo a los Nets con una gran participación de Ginóbili y donde el tridente que nucleaba al argento, a Tony Parker y Duncan comenzaba a mostrar el camino de lo que mucho tiempo después, se conoció como el monstruo de tres cabezas

Ese monstruo casi mitológico consiguió 4 anillos de la NBA en los años 2003, 2005, 2007 y 2014. En el segundo campeonato del tridente, tuvieron a Manu como la gran bandera, aunque el MVP de las finales se lo llevó Duncan, “nunca otro que no sea Tim”, dijeron los comentaristas españoles de la transmisión admitiendo que “no nos tira la sangre latina”. 

Dos participaciones en el All Star Game de la NBA, una vez sexto hombre de la temporada. Porque eso también, la humildad siempre en alto, más aún cuando ayudaba a ganar, jugando menos minutos, teniendo un rol menos protagónico o resignando millones de dólares para su cuenta bancaria.

El Euro Step que se hizo popular fue elegido como el movimiento insignia más importante de todos los tiempos, por encima de Kareem Abdul-Jabbar y su skyhook, o del fadeaway de Jordan. Hoy lo utilizan todos, como un movimiento único que necesita coordinación, capacidad atlética, una técnica desarrollada y la triple amenaza básica de este deporte. 

Su llegada al Salón de la Fama no se dio únicamente por lo conseguido en la NBA, sino también por cómo lideró a la Generación Dorada al subcampeonato mundial en 2002, al oro olímpico en Atenas 2004, al bronce en Beijing 2008 o a ser semifinalista en Londres 2012. El máximo exponente del básquet latino sin dudas, entre los más grandes extranjeros de todos los tiempos entre Nowitzki y Pau Gasol -no necesariamente en ese orden- a los que se sumarán seguramente Jokic y Doncic que todavía tienen mucho hilo en el carretel. 

Por estas y, entre otras cosas, Manu ocupó el lugar 57 de aquel draft, pero si alguien hubiese tenido la bola de cristal, habría sido el número 1 sin discusión alguna. El más ganador, porque su mente quería eso, ganar y sonreír jugando al básquet. Por haber sido el ejemplo dentro y fuera de la cancha para millones de jóvenes en todo el globo, Manu, es el MVP de todos aquellos soñadores, que hacemos lo posible por transformar la ilusión en realidad.

*Periodista de Canal 12

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