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Written by 8:12 am Internacionales

Con París bajo asedio: agricultores amenazan con una protesta sin tregua

Los agricultores franceses mantienen esta mañana bloqueos en ocho autopistas de acceso a París. La protesta se da por la falta de apoyo a los agricultores locales ante los productos extranjeros y para que suavicen las reglas europeas. 

Unos 200 tractores bloquean la autopista A1 (que une a París con Bélgica y Países Bajos) a la altura del diminuto pueblo de Chennevieres les Louvres, a unos 40 kilómetros de París. Sus propietarios, con semblante muy serio, insisten en que no se van a ir pronto.

“Queremos mantener la presión sobre el Gobierno hasta que comprenda que los agricultores no podemos más”, asegura la agricultora Marie Françoise Lepers, delegada del sindicato FDSEA en el departamento del Somme (norte), que se incorporó al bloqueo después de recorrer un centenar de kilómetros.

Un acampe en plena autopista

Equipados con grandes barbacoas, carpas y grupos electrógenos, los agricultores recibieron alimentos de todo tipo de donaciones o que aportaron voluntarios. Pasaron su primer día a la espera de movimientos del Gobierno.

Entre botellas de agua y cerveza, alpacas de paja, cajas de manzanas o bocadillos de carne, los agricultores consideran que las medidas anunciadas por el primer ministro francés, Gabrial Attal, el pasado viernes fueron “muy insuficientes. Hubo un pequeño avance pero quedan muchas cosas por solucionar”, insiste Lepers.

En concreto, apunta a lo que diga el presidente francés, Emmanuel Macron, el jueves y el viernes en Bruselas durante su participación en el Consejo Europeo. Además, el ministro de Agricultura, Marc Fesneau, también mantendrá discusiones en Bruselas.

Mientras las discusiones sigan, Lepers y sus compañeros aseguran que están dispuestos a seguir “todo el tiempo” que haga falta hasta lograr “un máximo” de reivindicaciones que consideran “indispensables”.

La burocracia ahoga a los agricultores

Marie Françoise Lepers es una agricultora que engorda terneras de carne y cultiva en sus tierras trigo, remolacha, patatas, lino y guisantes para subsistir. Según cuenta, la ardua tarea que representa dirigir una granja no se compara a lo agotador de la burocracia, ya que tiene que dedicar al menos media jornada cada semana al papeleo, los formularios y los trámites administrativos.

Es mucho tiempo el que gastan los agricultores franceses en llenar y entregar los formularios exigidos por la Unión Europea (UE), lo que baja drásticamente el rendimiento de los mismos. Por este motivo Lepers y sus compañeros buscan que los líderes europeos traten este tema.

Otro de los objetivos, es eliminar la obligación de dejar un 4 % de la tierra en barbecho, estado que sirve para que el suelo se recupere de la agricultura. Además, buscan reivindicaciones como que no se firme el acuerdo de asociación UE-Mercosur y que cesen las importaciones procedentes de Ucrania.

Una respuesta sin recepción

El primer ministro Attal anunció en la Asamblea Nacional que para el 15 de marzo se pagará a los agricultores “todas las ayudas de la PAC” -otorgados por el Fondo Europeo Agrícola de Garantía-, así como un refuerzo de las ayudas fiscales a los ganaderos, junto a otras medidas de menor entidad.

Attal añadió que el barbecho es una de las tres prioridades “inmediatas” en la agenda europea, junto a las importaciones de Ucrania y el acuerdo con Mercosur. También aseguró que en la UE hay una coalición de 22 países sobre el barbecho y se espera “una nueva prolongación de la derogación” temporal actual.

Para la viticultura, un sector en crisis, se van a habilitar “nuevos medios en los próximos días con un fondo de urgencia antes del fin de la semana”.

Los anuncios de Attal no fueron ni escuchados por los agricultores que bloqueaban la A1, que a esa hora asistían a una asamblea en la que algunos dirigentes instaron a mantener la disciplina para conservar su capacidad de presión.

Una protesta que sigue escalando

Mientras las discusiones continúan, varias columnas de tractores se acercan a París desde puntos alejados de la capital, en la que aseguran querer entrar y romper el pacto tácito con las fuerzas de seguridad, que toleran la protesta sin intervenir.

Una de las columnas asegura tener como objetivo el mercado mayorista de Rungis, en las afueras de París y el mayor de Europa, y que el Gobierno ha definido, junto a los aeropuertos, como una “línea roja”.

“Tenemos que seguir determinados. No vamos a ceder nada, pero mantendremos la calma”, dijo una interviniente en la asamblea de agricultores, subida como sus compañeros en un muro de pacas de paja.

Otro sindicalista afirmó que los negociadores seguirán siendo exigentes con el Gobierno y que serán “prudentes” hasta que los anuncios “estén escritos en piedra”. Mientras tanto, advirtió contra “intentos de desestabilizar” el movimiento, porque “no es el momento de desunirnos, de no respetar las consignas, sino de seguir fuertes”.

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