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Written by 9:02 am Internacionales

Conocé la dura historia de los tártaros de Crimea, el pueblo perseguido por Rusia

Cuando Rusia se hizo con el control de la isla en 2014 fueron la comunidad que encabezó las protestas. Son un grupo étnico de origen túrquico que vivía originalmente en Crimea, al sur de Ucrania y al oeste de Rusia. Ahora, buscan recuperar su territorio.

Miles de tártaros de Crimea exiliados celebraron el lunes el día de su bandera y denunciaron la persecución de la minoría musulmana en la región ocupada por Rusia de Vladimir Putin. El pueblo de raíces turcas se refugia en la difusión de su cultura entre los ucranianos y apoya el esfuerzo militar para la devolución de sus hogares.

Raíces y lucha

“Mis padres tuvieron que esperar 45 años antes de volver a Crimea tras ser deportados. Tengo miedo de no poder ver de nuevo nuestro hogar”, afirmó Elmira Belialova, de 64 años. Ella vivió en Leópolis desde 2015, cuando siguió a sus hijos y como otros cerca de 15 mil tártaros de Crimea que huyeron de su tierra ancestral por la atmósfera sofocante creada por las autoridades instaladas por Rusia.

Cuando Rusia se hizo con el control de la isla en 2014 fueron los tártaros de Crimea los que protestaron de manera más activa. Muchos de ellos, incluidos la hija de Belialova y su familia, se convirtieron inmediatamente en objetivo del aparato de represión. “Teníamos la opción de elegir entre nuestras vidas y nuestros hogares. Elegimos nuestras vidas”, explicó Belialova.

La bandera oficial de los Tártaros de Crimea.

Historia de represión 

Este pueblo de origen turco tenía razones para oponerse a la anexión rusa de Crimea, con la memoria de la política de Rusia contra la población local tras la conquista de Crimea en 1783 muy presente en la conciencia nacional. La más destructiva fue la de 1944, cuando todo el pueblo fue deportado por órdenes de Moscú hacia Asia Central en tres días. “Mis amigos eran niños cuando tuvieron que enterrar a su madre, que murió en un viaje extenuante. No tenemos derecho a olvidarlo”, afirmó Belialova.

Durante años su libertad fue limitada y tenían prohibido volver a Crimea, hasta que colapsó la Unión Soviética. Después de que la mayoría de los tártaros de Crimea volvieron a su hogar se convirtieron en una minoría, cerca de medio millón de una población total de más de dos millones.

Desde la invasión rusa a Crimea en 2014, el pueblo tártaro reclama diferentes persecuciones.

La existencia del pueblo amenazada 

Por su parte, el director del Centro Cultural Musulmán Tártaro de Crimea, Islam Tohlu, indicó que cuanto más tiempo permanezca Rusia en Crimea, más riesgo de desaparecer corre el pueblo tártaro. “Cuando Rusia llegó a Crimea sentimos que se nos trataba como si fuéramos enemigos del Estado”, comentó. Según Tohlu, desde 2014 los rusos han renovado su política contra la lengua tártara y a presionar a que se marchen de la península los que no quieran asimilarse.

En la misma línea, comentó que las escuelas de tártaro han ido cerrando y Rusia ha sido acusada de atacar los fundamentos mismos de la identidad nacional de ese pueblo. “Rusia está haciendo la vida insoportable de manera deliberada para que nos vayamos. Es difícil quedarse cuando el estado busca el menor pretexto, cualquier actividad política, para meterte en prisión”, subrayó Tohlu.

Apenas hay ya hombres tártaros, a parte de los menores y los ancianos, que son los que quedan después de que miles de ellos huyeran para escapar a la movilización forzada del Ejército ruso. “Nadie quiere combatir contra Ucrania”, explicó Tohlu.

El titular del Centro Cultural Musulmán Tártaro de Crimea, teme por el destierro total de su pueblo en manos del ejército ruso.

Contribuir a la defensa de Ucrania 

En los últimos años los ucranianos han comenzado a saber más de los tártaros de Crimea y a apreciar su posición proucraniana. Modista profesional y artesana, Belialova ha participado en numerosos eventos destinados a familiarizar a la población local con su historia y su cultura.

En la pequeña estancia destaca una máquina de coser y por todas partes hay objetos que Belialova logró sacar de Crimea. Se concentra en fabricar camillas y equipos de primeros auxilios para los soldados heridos, así como banderas, tanto de Crimea como ucranianas. Siente que tiene el deber de ayudar tanto como pueda a los soldados y le duele pensar en su sufrimiento.

Cientos de tártaros de Crimea combaten en las filas del Ejército ucraniano. Miles más esperan volver y poder vivir en libertad donde están sus hogares y las tumbas de sus ancestros. “Los tártaros de Crimea están esperando el retorno de Ucrania. Si se estaba tan bien con los rusos, ¿por que tantos de nosotros nos vamos?”, se pregunta retórica Belialova. 

Con información de Efe. 

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