Italia no logró alcanzar el quórum necesario en los referéndums que buscaban modificar leyes sobre ciudadanía y derechos laborales, impulsadas por Giorgia Meloni. Menos del 50 % del electorado participó de las votaciones realizadas el domingo y el lunes, y las propuestas quedaron sin efecto legal. El porcentaje de participación apenas superó el 30 %, según los datos oficiales difundidos mientras avanzaba el recuento.
La baja concurrencia representó un revés para la coalición de centroizquierda, diversas organizaciones de la sociedad civil y el sindicato CGIL, que promovieron los referéndums. En cambio, significó una victoria política para la primera ministra Giorgia Meloni, quien se opuso de manera explícita a ambas propuestas y llamó a la abstención.

La fuerte acción de Meloni en los referéndums
Desde el oficialismo, dirigentes y funcionarios alentaron a sus seguidores a no asistir a las urnas. Buscaron bloquear la validez del referéndum y lograron que la participación no alcanzara el umbral del 50 % más uno, necesario para que el resultado tenga fuerza vinculante.
Una de las preguntas centrales proponía reducir de diez a cinco años el tiempo de residencia requerido para que un extranjero extracomunitario, sin vínculos familiares con italianos, pueda solicitar la nacionalidad. Según los organizadores, esta medida beneficiaría a unos 2,5 millones de personas que viven en el país.
Diversos sectores vinculados a los derechos humanos apoyaron la iniciativa. Argumentaron que Italia necesita atraer inmigrantes para compensar la baja natalidad y sostener el crecimiento económico. También advirtieron sobre la falta de integración de quienes viven en el país sin poder acceder a derechos plenos.
Sin embargo, Meloni, líder del partido Hermanos de Italia y referente de la ultraderecha europea, rechazó de manera tajante esa posibilidad. La primera ministra mantiene una postura contraria a la flexibilización de las leyes migratorias desde que asumió en 2022. Considera que una política de apertura no se alinea con su programa de gobierno.
Desde el oficialismo, el vice primer ministro Matteo Salvini calificó la jornada como una “gran derrota para una izquierda que ya no tiene ideas ni credibilidad”. También celebró que la oposición “ni siquiera es capaz de movilizar a sus propios votantes”.
El mensaje del oficialismo
Por su parte, Giovanbattista Fazzolari, estrecho colaborador de Meloni, sostuvo que “el Gobierno sale reforzado y la oposición más debilitada”. Remarcó que los sectores opositores intentaron convertir el referéndum en un plebiscito contra la gestión actual, pero no lograron su objetivo.
La otra iniciativa que no prosperó buscaba derogar cuatro leyes laborales sancionadas en los últimos años. El sindicato CGIL impulsó esa consulta con la intención de recuperar protecciones laborales que los sucesivos gobiernos recortaron. La propuesta apuntaba a frenar el avance de la precarización, limitar los despidos y reforzar las condiciones de seguridad en los lugares de trabajo.
De los votantes que acudieron a las urnas, aproximadamente el 85 % respaldó los cambios propuestos en materia laboral y el 64 % votó a favor de la reforma sobre la naturalización. Sin embargo, la falta de participación invalidó ambos resultados.
El Partido Demócrata, principal fuerza opositora, apoyó las propuestas pese a haber adoptado algunas de las medidas cuestionadas durante sus años en el poder. Mientras tanto, el secretario general de la CGIL, Maurizio Landini, lamentó la baja participación y afirmó que existe una “clara crisis democrática” en Italia.