El arzobispo alemán Georg Gänswein, exsecretario privado de Benedicto XVI, rompió su silencio con una serie de declaraciones en las que dio señales de alivio por el nuevo rumbo del Vaticano tras el final del pontificado de Francisco. “Creo que seguramente el papa León XIV irá a vivir al Palacio Apostólico. Es un palazzo destinado a que allí habiten los papas, es su función histórica. Me gusta pensar que, a la noche, en el Palacio Apostólico, el Papa prenderá la luz y la gente sabrá que está ahí”, dijo en una entrevista con el Corriere della Sera.
En ese mismo diálogo, expresó que “ahora se abre una fase nueva, percibo un cierto alivio difuso. Ha terminado la era de la arbitrariedad. Se puede contar con un papado que puede garantizar la estabilidad y que cuenta con las estructuras existentes, sin darlas vuelta o trastornarlas”.
Gänswein ve con buenos ojos a León XIV
Además, Gänswein señaló que el nuevo papa “creará puentes como el predecesor, pero en un contexto y con un estilo distinto a Francisco”. En su análisis, indicó que “la confusión de estos años debe ser superada. Y los instrumentos para usar son las estructuras que ya existen. Las instituciones de la Iglesia no son ni una lepra ni una amenaza contra el Papa. Están ahí para dar ayuda a los pontífices, que tienen que dejarse ayudar. No se puede gobernar solos, desconfiando de las propias instituciones”.
Las tensiones entre Gänswein y el papa argentino fueron públicas y se intensificaron luego de la publicación de su libro de memorias, aparecido poco después de la muerte de Benedicto XVI. Pese a las diferencias, Francisco lo nombró el año pasado nuncio en los países bálticos. “Le agradezco a él, o a quien ha estado detrás de él y que decidió enviarme aquí, a los países bálticos, porque me permitió retomar mi servicio a la Iglesia”, declaró al respecto. La relación entre ambos se fracturó en 2020, cuando el Papa Francisco desplazó a Gänswein de su rol como prefecto de la Casa Pontificia, un cargo que había mantenido desde el pontificado anterior.
“Es un pacificador”
Sobre la elección del nuevo pontífice, Gänswein admitió que no lo esperaba. “Recuerdo que le dije a algunos: cuando salga la fumata blanca será probablemente para el cardenal Pietro Parolin, en caso contrario, no sé qué va a pasar. Sinceramente, tendía a excluir la elección de otro latinoamericano, pero también a un norteamericano”, afirmó. Pese a esa previsión, la elección de Robert Francis Prevost lo sorprendió positivamente.
“Cuando lo vi salir al balcón de la Basílica de San Pedro me dije: a nivel óptico y acústico este papa suscita esperanza. Estoy convencido que incidirá en positivo adentro de la Iglesia y en el mundo. Es un pacificador”, sostuvo. También valoró la elección del nombre pontificio: “muy indicativa, en la tradición de San León Magno y de León III que en el 800 coronó a Carlomagno”. Al describir su perfil, agregó que “su experiencia, la capacidad de hablar muchas lenguas, el hecho de que haya sido un misionero pero que también haya trabajado en la curia durante dos años lo hacen un papa pastor y de gobierno. No viene de un solo ambiente y esto le permitirá hablar con todos”.
Según La Nación, en su balance sobre el nuevo pontífice, aseguró que “si unimos los zapatos negros de Bergoglio a la claridad doctrinal cristalina de Ratzinger, sin buscar a toda costa originalidad, pienso que León XIV ofrecerá una buena combinación. Se podrá representar una síntesis de lo mejor de ambos”.