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Written by 5:05 pm Internacionales

¿Cómo pasó Trump de buscar un acuerdo con Irán a considerar un ataque militar?

Trump intentó evitar una guerra con Irán, pero terminó respaldando el ataque israelí. El fracaso diplomático y la presión de Netanyahu lo llevaron a cambiar de postura.

En apenas dos meses, la política exterior del presidente Donald Trump dio un giro radical respecto a Irán. Lo que comenzó como una apuesta por la diplomacia terminó en una ofensiva militar encabezada por Israel y respaldada por Estados Unidos, en un escenario que marca la primera gran crisis internacional del segundo mandato de Trump.

A fines de mayo, agencias de inteligencia norteamericanas alertaron a la Casa Blanca sobre un inminente ataque israelí al programa nuclear iraní. La evaluación fue tajante: el primer ministro Benjamin Netanyahu estaba dispuesto a actuar con o sin el apoyo de Washington. Aunque Trump intentó contener esa ofensiva —recurriendo incluso a llamadas personales para frenar a su aliado—, el estancamiento de las negociaciones con Teherán y su creciente frustración terminaron por empujarlo a un nuevo alineamiento con Israel.

La comunidad de inteligencia de EE.UU. no tenía información concluyente de que Irán estuviera a punto de fabricar un arma nuclear, pero los israelíes insistieron en que era solo cuestión de tiempo. En ese contexto, y ante el temor de perder el control de la situación, Trump optó por ofrecer apoyo en inteligencia, y ahora evalúa autorizar incluso el envío de aviones estadounidenses para atacar instalaciones clave como el complejo subterráneo de Fordo.

En paralelo, altos funcionarios como el vicepresidente J.D. Vance y el secretario de Estado Marco Rubio diseñaron opciones militares de rápida ejecución. Las alternativas iban desde el apoyo logístico hasta una campaña aérea conjunta de gran escala. La desconfianza de Trump hacia los iraníes fue creciendo en cada encuentro diplomático, especialmente tras el rechazo de la propuesta escrita presentada por su equipo en Omán. “Ya no se están tomando esto en serio”, habría dicho el presidente a sus asesores.

El quiebre definitivo llegó tras una llamada con Netanyahu, quien confirmó que la operación israelí estaba en marcha. A medida que la ofensiva se desarrollaba con éxito, Trump empezó a endurecer su discurso y a buscar un rol más activo. Aunque inicialmente el gobierno intentó desmarcarse de los ataques, el presidente no tardó en sumarse al relato triunfalista y ahora no descarta ampliar el respaldo militar.

La situación expone las tensiones internas en la política exterior de Trump: una retórica anti-intervencionista que contrasta con una práctica de confrontación directa cuando sus objetivos estratégicos se ven amenazados. Y marca, además, el regreso de un escenario de máxima tensión en Medio Oriente, con un Irán golpeado pero aún capaz de responder, y un Estados Unidos cada vez más involucrado en el conflicto.

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