La normativa busca preservar los derechos fundamentales de las personas ante los nuevos desafíos ético-jurídicos que surgen de los avances tecnológicos. Plantea la necesidad de establecer el consentimiento expreso de los datos neuronales. Será tratada en comisión por los legisladores del Parlamento Misionero.
Por Ariel Pacheco
A raíz del desarrollo de la inteligencia artificial, una de las herramientas tecnológicas más utilizadas a nivel mundial, el diputado provincial Rafael Pereyra Pigerl, elaboró un proyecto de ley para establecer un marco regulatorio en el uso de las neurotecnologías. El objetivo de la normativa es preservar los derechos fundamentales de las personas e intervenir ante los nuevos desafíos éticos-jurídicos que en derechos humanos hacen surgir los avances científicos. El documento ingresará al Boletín de Asuntos Entrados (BAE) en la primera sesión de la Cámara de Representantes.
Esta propuesta legislativa establece una serie de derechos y garantías para los ciudadanos de la tierra colorada. “Proponemos que los misioneros tengan derecho a la identidad, autonomía y privacidad de la actividad neuronal“, afirmó el abogado obereño. De esta manera, el proyecto entiende como neurotecnología a cualquier mecanismo que permita observar o modificar la actividad cerebral. Desde los dispositivos que se conectan de manera directa con el sistema nervioso; los microchips insertados en el cerebro; o los no invasivos como la resonancia magnética.
Derechos y garantías
Para resguardar la privacidad en el tratamiento y uso de los datos sensibles, la normativa prevé la aplicación de seguridad reforzada para garantizar a las personas que los aspectos de su esfera íntima no puedan ser identificados o sean identificables.
En ese sentido, las intervenciones neurotecnológicas requerirán el consentimiento expreso e informado de cada persona implicada. El mismo será de carácter revocable. Por otra parte, el proyecto legislativo establece que la aplicación de neurotecnología que pretenda el aumento cognitivo, la estimulación o potenciación de las capacidades de las personas, deberán realizarse con fines terapéuticos.
El documento también garantiza que toda persona tiene derecho a no sufrir alteraciones, manipulaciones o modificaciones de su información cerebral que ponga en riesgo o afecte su integridad personal. Asimismo, los neurodatos así obtenidos serán confidenciales. En materia de investigación, desarrollo y comercialización de las neurotecnologías, deberán ser desarrolladas de manera responsable y segura. Los actores involucrados deberán informar la actualidad del tratamiento de los datos neuronales.
La norma también asegura que los derechos humanos serán el marco en cada uno de los procesos de creación de neurotecnologías. Para ello, los responsables deberán tener acceso a la tutela efectiva de sus derechos y de los remedios judiciales para la reparación de eventuales daños. Toda persona podrá acceder a los remedios judiciales para obtener reparación de los daños probados causado por el desarrollo y uso de la neurotecnologías.
Humanos y súper humanos
“El derecho tiene una ardua tarea para evitar que el uso de las tecnologías sea solo para unos pocos, logrando un acceso justo a toda la sociedad“, fundamentó Pereyra Pigerl. En la misma línea, adelantó que su deseo es evitar que la brecha entre clases se expanda y genere una división entre humanos y súper humanos con aumentos cognitivos.
