El emprendedurismo misionero está cargado de historias de superación y creatividad. Conocé a Sandra Castellano.
Sandra se dedica a la producción y venta de artículos de lencería y ropa para niños, pero su primera experiencia en el rubro comenzó cuando realizaba trabajos de costura junto a su mamá, que fue su primera maestra.
Pasó el tiempo y a partir de las necesidades del momento, se alejó del rubro. Solo a partir de la insistencia de sus hijas, vuelve a retomar este (hasta ese momento) hobbie, porque quería fabricarles vestidos.
Las creaciones de Sandra gustaron y a partir de haber visto la oportunidad, comenzó a comercializarlas, a la par, siguió perfeccionándose en la materia. “Cuando me di cuenta, estaba enamorada de la costura”, reflexionó.
La emprendedora, que tiene el taller en su casa y que desde sus redes sociales vende sus creaciones, destacó los cursos del MIDI dictados en el parque industrial, comentando que quiere participar de más capacitaciones. “tenía conocimientos de la máquina de costura a pedal, la antigua, la viejita y después, empecé a hacer cursos. Hice el de moldería, el de lencería y el de confección básica. Hoy puedo confeccionar cualquier tipo de ropa, desde lo que es para la casa, hasta un vestido de 15”.
Por si fuera poco, Sandra también realiza cursos para emprendedoras en los distintos barrios de Posadas, buscando orientar a las nuevas integrantes del mercado, que como ella en su momento, necesitan valerse de nuevos conocimientos y experiencias para salir adelante.
Un caso ejemplar, donde resalta el emprendedurismo misionero.
L.F.
