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Lucas Cidade: “De mi abuelo heredé el gualambao”

Posadas homenajeó con una emotiva serenata a Ramón Ayala. Al son del gualambao, Lucas Cidade, bailó los pasos que le enseñó su abuelo, el creador de este ritmo, en un espectáculo emocionante. El nieto del Mensú contó historias y anécdotas. Anticipó que planea proponer la enseñanza del gualambao en ámbitos universitarios de danza y música.

Flor Bueno

Artistas, familiares, amigos y público local, se reunieron en la Bajada Vieja y recordaron al creador del gualambao. Sus tradicionales letras, las que silbará eternamente la memoria de los misioneros y misioneras, fueron entonadas a coro por los presentes. La emotiva reunión para dar el último adiós al músico Ramón Ayala contó con innumerables momentos conmovedores, entre ellos cuando su nieto, Lucas Cidade, bailó sobre las tablas al sonar de la música creada por El Mensú.

Antes de regresar a Buenos Aires, Cidade dialogó con canal12misiones.com, contó anécdotas, enseñanzas y compartió las fotos que le dejó su abuelo. La emoción que sintió el fin de semana luego de bailar y compartir el encuentro entorno a la figura de su antecesor, quien le enseñó los primeros pasos del gualambao.

Lucas Cidade, junto a Jorgelina kieffer, en el Hotel Continental de Posadas.

¿Quién es el nieto de Ramón Ayala?

Lucas Cidade llegó a Posadas especialmente para el homenaje y último adiós de Ramón Ayala en la Bajada Vieja, el barrio que fue inspiración de numerosas melodías y letras de su abuelo.

Nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a los dos años se fue a vivir a Italia. Cuando regresó, con ocho años, su familia se instaló en el tradicional barrio de San Telmo, donde también residía su abuelo Ramón. Durante un tiempo, su niñez transcurrió en Salto, provincia de Buenos Aires, donde vivía su familia materna.

Mientras la vida de Ramón Ayala pasaba entre viajes, un tiempo en Misiones y otro en la Capital Federal, recordó el bailarín que cuando viajaba a Buenos Aires se quedaba en la casa de su abuela Elba Juana Martens, “a quien el abuelo Ramón le escribió la canción ‘Mi pequeño amor´, declaró. 

Las melodías y ritmos de su abuelo sonaban también en la casa de sus abuelos del seno maternal. Allí comenzó a estudiar danza a los 12 años, en un centro de jubilados. “Yo no me portaba muy bien, entonces mi mamá me mandó a aprender a bailar con los jubilados, ahí no me podía hacer el pícaro”, recordó entre risas. 

Ramón Ayala tuvo mucha incidencia en que sea bailarín, sintió Lucas. “La verdad es que mis dos abuelos me metieron el folklore. En la casa de mi abuelo materno en Salto se escuchaba Ramón Ayala”, relató. Y agregó que todavía recuerda el momento en que su abuelo de apellido legal Cidade, le enseñó a bailar el gualambao.  

Mi abuelo Ramón me enseñó a bailar gualambao

“El que me enseñó a bailar gualambao fue mi abuelo Ramón”, expresó con orgullo, quien compartió momentos inolvidables con el gran cantautor misionero. 

“Sobre el gualambao me contó todo: cómo fue que lo creó, que se inspiró en el juego de palabras entre el birimbao y los gualamba, sobre el compás en 12 octavos”, detalló quien aprendió los primeros pasos del ritmo con el propio creador. “Vos tenés que hacer así: tun tun tun chás, tacatacatá, me decía. Un dos tres y me mostraba el pie, un dos tres y me mostraba el otro pie”, explicó, orgulloso de la herencia recibida.

Lucas es bailarín de tango, folklore y malambo fantasía. Su profesión lo llevó a trabajar en cruceros, bailar en Broadway y actualmente se desempeña en diversas compañías de danza, con las que realiza presentaciones en estancias, milongas y shows de malambo con bombo y boleadora. Contó además que a los 20 años empezó a vivir el arte como una profesión. “Fue el momento en que empecé a pensar que tenía que hacer tangible el sueño, de ser artista y que es la parte más difícil”, sostuvo.

Tuvo la oportunidad de compartir escenario dos veces con su abuelo y una tercera vez en la que bailó gualambao en el homenaje a El Mensú en noviembre de 2022 en el CCK.

Ramón Ayala supo conquistar escenarios nacionales, su música es sinónimo de herencia cultural, tanto para su nieto como para su público. Dejó un legado musical, poético y pictórico que Lucas proyecta se enseñe en la Universidad Nacional de las Artes. “Asumo el mandato de que se incorpore el Gualambao como enseñanza tanto en la música como en la danza”, sostuvo con compromiso.

Legado cultural y familiar

Sobre el legado cultural que forjó Ramón Ayala, Lucas manifestó que antes no dimensionaba tanto. “Porque la mayoría de las veces que compartí con mi abuelo, lo hice como abuelo, no lo veía como Ramón Ayala. Pero cuando empecé a profesionalizarme, ahí empecé a ver lo inmensa que su obra”, resumió con la voz de quien se emociona. “Es una locura, las pinturas, la poesía, lo que toca, lo que canta”, expresó maravillado y resumió con nostalgia que “El homenaje a El Mensú, en la Bajada Vieja fue impresionante y conmovedor”.

Hospitalidad y disciplina, “lo que me enseñó mi abuelo

Una de las anécdotas que Lucas Cidade contó en la charla con Canal12misiones.com da cuenta del valor que tiene la herencia fraternal que dejó Ayala.

“En una oportunidad mi abuelo tocó con Jaime Torres en el Torcuato Tasso, lo fui a ver y cuando terminó el show voy a saludarlo al camarín. En eso llega la comida, dos platos de ravioles con salsa, y mi abuelo me dice ‘Lucas sentate a comer’ ¿Cómo le voy a decir a que no a Ramón y a ese plato de ravioles”, bromeó. Al terminar la cena, cerca de la una de la madrugada, vuelve Jaime Torres al camarín a buscar los ravioles que Ramón le había invitado a su nieto. Esta historia que relata el nieto del artista misionero, coincide con otros relatos sobre la solidaridad que destacaba a Ayala.

“Mi abuelo me enseñó la hospitalidad. Vos ibas a verlo y él te hospedaba como nadie, pedían comida o preparaban algo con María Teresa. A quien sea, siempre, le invitaba a quedarse a dormir, tenía mucha hospitalidad”.

En lo artístico le enseñó sobre la importancia del estudio y la disciplina para ser un artista. “En todo lo que hagamos la disciplina es clave, pero en lo artístico más. Porque talentosos podemos ser todos, pero la disciplina hace que lo explotemos”, reflexionó.

Las prendas que Lucas cuenta que heredó de su abuelo, testifican su parecido. Asimismo su postura, porte y alegría dejan ver a Ramón Ayala en su sangre. “Tengo cosas de él que uso, la camisa y el traba pañuelo que usé el domingo en la Bajada Vieja, eran de mi abuelo. También tengo un poncho que suelo llevarlo a los viajes. Cualquier ropa, zapato de él me queda, como que tenemos el mismo pie y molde”, confirmó Lucas Cidade, sorprendido también él por su parecido.

A la pregunta sobre qué música prefiere, sin dudar, Lucas responde como una sentencia “siempre hay que escuchar folklore y tango, derecho viejo, como dicen”. Del inmenso repertorio que dejó su abuelo, su canción preferida es “El Gualambao”, del disco Testimonial publicado por Ramón Ayala en el 2007.

*Fotos de Marcos Otaño y del archivo familiar de Lucas Cidade

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