Juan Pablo Staffolani, nacido en Eldorado, forma parte del equipo detrás de la nueva versión de la película Lilo & Stitch, una de las apuestas más ambiciosas de Disney. A sus 32 años y luego de casi dos años como asistente de producción, el joven misionero celebra llevar su nombre a los créditos de una megaproducción internacional.
Aunque actualmente vive en Vancouver, Canadá, donde trabaja en la prestigiosa Industrial Light & Magic, Staffolani recuerda sus raíces. “Es un orgullo representar a Argentina y, en especial, a Misiones en esta industria. A Disney voy con mi mate todos los días”, afirmó a medios locales y entre risas comentó que en los estudios algunos creen que “está fumando algo”.

Su camino hacia la industria cinematográfica no fue tradicional. Comenzó estudiando psicología en Buenos Aires. Recién en Canadá se topó con el universo del cine animado. Una charla directa con una reclutadora en una feria de animación fue el punto de inflexión. “Solo necesito una oportunidad, le dije. Así empecé a estudiar producción”, relató.
El proyecto de Lilo & Stitch lo recibió apenas ingresó a la empresa. “Fue suerte, pero también resultado de estar preparado”, reconoció. La producción reunió a más de 1.000 personas en locaciones como Mumbai, Londres, Los Ángeles, Sídney y Vancouver. El equipo de efectos visuales tuvo a su cargo la creación de personajes como Stitch, explosiones y escenarios espaciales. “Lo que no se filmó en Hawái, lo hicimos nosotros”, detalló.
Staffolani explicó que su rol consistió en coordinar el trabajo diario, organizar reuniones y asegurar entregas. “Somos los que garantizamos que todo llegue a tiempo”, dijo. Y agregó un dato revelador: “60 segundos de película pueden requerir el trabajo de 300 artistas durante una semana”.

El estreno lo vivió en el cine junto a su padre, tras casi 20 años sin compartir una sala. “Ver mi nombre en los créditos fue un momento donde el tiempo se detuvo”, confesó emocionado.
Consciente de su recorrido, busca motivar a otros jóvenes: “En Misiones hay mucho talento que no conoce estas industrias. Solo hay que buscar y empezar”. Incluso alentó a contactarlo directamente: “Yo también empecé desde ahí. Si necesitás ayuda, escribime”.
Para quienes sueñan con un futuro en el cine, el mensaje es claro: “No es fácil, no hay horarios fijos. Pero si te apasiona, vale la pena. Empezá por el inglés. Después mirá cursos, hay muchos gratuitos y buenos”.