Inaugurada en 1935, la Plaza Justo José de Urquiza tuvo inicios modestos, con apenas un monolito en un terreno simple. Sin embargo, figuras clave como Don Cayetano Coremba y Octavio Villalba Reyes desempeñaron un papel fundamental en su dinamización. Gracias a su impulso, el espacio comenzó a albergar diversas actividades comunitarias, desde procesiones y desfiles militares hasta animados corsos, que no solo revitalizaron la Avenida Cabred sino que también consolidaron el carácter cívico de este importante punto de encuentro en la ciudad.
La década de 1950 marcó una transformación significativa para la plaza, que dejó atrás su rudimentario aspecto de “cancha de tierra rodeada de yerbales”. Bajo la dirección del arquitecto Digiorgi, se aprovechó el desnivel natural del terreno para crear un diseño distintivo de dos niveles. El nivel superior, ubicado frente al busto de Urquiza, fue destinado a la celebración de actos públicos y festivales, mientras que el nivel inferior, sobre la calle San Marcos, se equipó con juegos infantiles y la sombra de añejos árboles. Esta estructura, que rindió homenaje al pasado yerbatero del lugar, perduró hasta su remodelación y reinauguración en 2013.
Reconocimientos a la plaza Justo José de Urquiza
La Plaza Justo José de Urquiza recibió importantes reconocimientos legales que resaltan su valor patrimonial. Se declaró “Primer Plaza para los Abuelos” mediante la Ordenanza Nº 309/99, con su uso prioritario como espacio de esparcimiento para adultos mayores. Además, forma parte del patrimonio histórico y cultural de Posadas, bajo las Ordenanzas Nº 94/93 y Nº 49/91, que protegen su valor arquitectónico y paisajístico, colocándola al mismo nivel de otros espacios emblemáticos de la ciudad como las plazas 9 de Julio y San Martín.
De acuerdo con la Ordenanza Nº 309/99, el predio de la plaza corresponde a la Manzana 15 (Sección 2, Chacra 9), y sus límites están definidos por las calles Florentino Ameghino (al norte), Avenida Cabred (al sur), San Marcos (al este) y calle 31 (al oeste). Es relevante destacar que, en sus orígenes, este terreno albergó un yerbal propiedad de don Romero.
Hoy, la Plaza de Villa Urquiza trasciende su función de espacio verde; se convirtió en un símbolo vibrante de encuentro y tradición para los habitantes de Posadas. Su rica historia, sus transformaciones arquitectónicas y su reconocimiento patrimonial la consolidan como un punto de referencia cultural y social que continúa siendo un corazón latente para la comunidad.
